Cuando la mamá de Eli, una profesional de la salud también, observó sus radiografías, apenas podía creer lo que veía. El hueso de la pierna de su hijo parecía que se estaba disolviendo.
Con tan solo 6 años, Eli fue diagnosticado con osteosarcoma, un cáncer de hueso.


Eli, paciente de St. Jude, con su mamá
La familia fue admitida en St. Jude para el tratamiento de Eli. Ahí, Eli se sometió a una cirugía para remover el tumor y una parte de su tibia. Luego, recibió varios meses de quimioterapia.
Durante ese tiempo, su mamá y él vivieron en una de las viviendas de St. Jude, donde lograron acercarse y conectar más que nunca.
Y su mamá volvió a sentirse medio incrédula, ésta vez por la gran cantidad de apoyo que le brindaba St. Jude.



No lo crees hasta que lo experimentas. Nos dijeron que mientras estemos aquí, estamos cubiertos. A medida que pasaba el tiempo, y no teníamos que preocuparnos por nada, quedamos impresionados — esto es real
— Liliana, mamá de Eli
Las familias, como la de Eli, nunca recibirán una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación.


Eli es curioso, le encanta las matemáticas y quiere ser astronauta cuando sea grande.