Ross y Marlee planeaban llevar a su bebé feliz y saludable, Amris, a la playa justo después de su visita al médico.
Tristemente, este plan no pudo ser cumplido. A las diez de la noche del mismo día de su visita, los médicos encontraron una masa del tamaño de un kiwi en la parte inferior de su cerebro. En julio de 2012, a Amris se le diagnosticó ATRT, tumor canceroso agresivo.
Tras una larga cirugía, los cirujanos pudieron remover parte del tumor, pero su pronóstico todavía era desalentador. Los médicos le recomendaron a Ross y Marlee que pasarán más tiempo con Amris y le tomaran muchas fotos. “Fue entonces supimos que nos esperaba una larga pelea”, dijo Ross.
Amris llegó al St. Jude Children’s Research Hospital. “Tan pronto cruzamos esas puertas, simplemente… nos sentimos mejor”, dijo la mamá de Amris, Marlee. “Fue como un gran alivio. Empezamos el tratamiento y nos dieron esperanza”.
Mientras estaba en tratamiento, una de las cosas favoritas de Amris era bailar en un área común del piso de hospitalización. Después de varios meses, las pruebas no mostraron evidencia de enfermedad y Amris pudo regresar a casa. “Todos rompimos a llorar”, dijo su padre, Ross. “Habíamos llegado tan lejos de 'esto es casi imposible de superar' hasta ahora, 'lo hemos superado'”.
Amris comenzó la escuela y se convirtió en una hermana mayor. Estuvo libre de cáncer durante cinco años. Pero en 2018, las pruebas hechas durante un chequeo en St. Jude mostraron que su cáncer había vuelto. La larga lucha se reanudó.
Los desarrollos de investigación en el tratamiento de tumores cerebrales continuaron durante el tiempo que Amris estuvo en remisión. “Es increíble ver el crecimiento en el campo de la investigación”, dijo Ross en 2019. “Tienen tratamientos específicos para situaciones de recaída como la que estamos ahora. Nos aferramos a la esperanza, y St. Jude nos brinda esa esperanza. Sabemos que están aquí trabajando. Sabemos que su objetivo es ayudar a estos niños, niños como Amris”.
En los EE. UU., 4 de cada 5 niños sobreviven al cáncer, pero en muchos países solo 1 de cada 5 niños que lo padecen sobrevivirá. No descansaremos hasta que ningún niño, en ningún lugar, muera de cáncer.
Desafortunadamente, aunque las investigaciones y los tratamientos le dieron a Amris más tiempo de vida, no sobrevivió a la recurrencia de su cáncer. Amris falleció días antes de su undécimo cumpleaños.
Amris trajo tanta alegría a su familia, amigos y a todos los que la conocieron en St Jude. Fue amada y apreciada. Su sonrisa no será olvidada.
No descansaremos hasta que ningún niño muera de cáncer. La búsqueda de curas debe continuar para niños como Amris.