Esta es otra forma en que los supervivientes adolescentes de cáncer infantil son como sus pares que no padecieron cáncer: la mayoría están bien adaptados.
“De los casi 4000 supervivientes en este estudio, la mayoría no tenía síntomas elevados de problemas conductuales, emocionales o sociales. Esas son verdaderamente estupendas noticias” dijo Tara Brinkman, PhD, de Epidemiología y Control del Cáncer de St. Jude.
Los datos del Estudio de supervivientes de cáncer infantil financiado con fondos federales contenían otras lecciones.
Cuando se informaron síntomas psicológicos, los investigadores encontraron que los patrones de los síntomas a menudo eran iguales entre los supervivientes que compartían tratamientos oncológicos similares o los mismos efectos tardíos del tratamiento. Por ejemplo, informes de depresión, ansiedad, retraimiento social y problemas de atención fueron más comunes entre los supervivientes tratados con irradiación al cerebro que entre otros supervivientes. En contraste, el comportamiento obstinado y los problemas de atención combinados fueron más evidentes en los supervivientes que no habían recibido irradiación al cerebro.
Los resultados también sugieren que algunos supervivientes adolescentes podrían beneficiarse de una evaluación de salud mental más integral para buscar y tratar los síntomas mientras aún son jóvenes.
La investigación se publicó en la revista científica Journal of Clinical Oncology (Revista de oncología clínica).