Cómo St. Jude acercó aún más a Javier y a su hija Valentina
Este padre cambió su perspectiva de la vida gracias a su hija de 6 años. Hoy atesora esas pequeñas cosas que antes daba por sentado.
4 de junio de 2024 • 1 mínimo
Español | English
En cada evento familiar, Javier está presente.
“Al convertirme en papá después de los 40, aprendí de mis compañeros que tenía que convivir el mayor tiempo posible con mis hijas, y trato de estar en cumpleaños, eventos de la escuela y días festivos”, dijo.
Javier es el único hombre de la casa.
Vive junto a su esposa y sus dos niñas: Valentina, de 6 años, y Naomi, de 10.
Acompañarlas en cada etapa es un compromiso que le llena el alma, incluso en los momentos más difíciles.
Dos años atrás, Valentina fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda. Su padre fue su donante durante un trasplante de médula en St. Jude Children’s Research Hospital®.
“Me hizo muy contento haber puesto mi granito de arena”, dijo Javier. “Valentina para mí lo representa todo: amor, gratitud, valentía y mucha fuerza. A pesar de haber atravesado situaciones delicadas, nunca se le ha quitado la sonrisa de la cara… siento que nos ha enseñado mucho”, agregó.
Para animarla durante el tratamiento, buscaba la manera de jugar con ella y le cantaba “Baby Shark”, su canción favorita.
Ahora que Valentina terminó su tratamiento, Javier aprovecha cada instante a su lado.
“Aprendí que son las pequeñas cosas del día a día las que hacen la diferencia”, expresó con la voz entrecortada de la emoción. “Recibir un beso al llegar a casa o cuando veo que ella me saluda con su manita, moviendo su cabeza, es tan valioso que se ha convertido en mi motor para salir adelante”.