Mujeres Extraordinarias: Kate Foster
Además de ser sobreviviente de cáncer de St. Jude, es gimnasta y pronto será médica. Cada vez que experimenta una caída, siempre se levanta.
14 de marzo de 2024 • 3 mínimo
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Kate Foster irá a la escuela de medicina.
“¡Acabo de ser aceptada!”, dijo al contar que se trata de una noticia alentadora, después de haber quedado en lista de espera en 2022. Luego, decidió volver a presentar su solicitud y lo logró.
Kate no se rinde.
Tenía 12 años en 2011 y estaba recibiendo tratamiento de quimioterapia para la leucemia mieloide aguda cuando le detectaron tres infecciones en su pierna izquierda. Los médicos tuvieron que amputársela a la altura del muslo. Esa misma tarde, recibió un trasplante de médula ósea. Su hermana fue la donante.
Ayudada por muletas, Kate se puso de pie el mismo día.
Siendo una gimnasta competitiva, estaba costumbrada a entrenar 20 horas a la semana. Kate intentó asimilar la idea de tener que renunciar al deporte. Había comenzado a los 7 años y le encantaba. Pero luego su entrenador le dio esperanzas: “Nunca he entrenado a una gimnasta con una sola pierna, pero estoy dispuesto a intentarlo si tú lo estás”.
“Siempre he amado el desafío de la gimnasia”, dijo Kate. “Estás tratando de aprender nuevas habilidades. Al principio, siempre fallas. Definitivamente, caerás varias veces”.
Tras cada caída, Kate se levantaba.
Al cumplir 13 años, Kate regresó al gimnasio. Obtuvo una prótesis que incluía un pie para poder caminar. Y durante ese mismo verano, consiguió una prótesis especial para correr.
Le tocó volver a aprender cada movimiento.
Durante su proceso de recuperación, también decidió apoyar a quienes enfrentaban circunstancias similares. Para ello, se propuso recolectar fondos para la investigación del cáncer infantil.
Participó en una recaudación de fondos en su estado natal de Illinois para St. Jude Children's Research Hospital. Hizo cinco sentadillas por cada dólar donado y recaudó $40,000. Ella y su madre fueron parte de una visita guiada en dicho hospital de investigación, sin imaginar que Kate volvería algún día como paciente.
Cuando Kate tuvo una recaída en 2012, la remitieron a St. Jude para recibir tratamiento, incluido un segundo trasplante de médula ósea. Ha estado libre de cáncer desde entonces.
Los videos de Kate se volvieron virales. Uno de ellos la mostraba a los 16 años en la viga de equilibrio y obtuvo 5 millones de vistas. Kate recuerda que el gimnasio se quedó en silencio absoluto mientras se subía a la viga de 4 pulgadas de ancho.
Saltó, giró e hizo dos volteretas hacia atrás. Luego, balanceó su prótesis, se lanzó desde su derecha y dio un giro hacia atrás fuera de la viga, aterrizando con firmeza. El gimnasio estalló en aplausos.
Kate entrenó más de un año para lograr esa pirueta en particular en la que aterrizaba con ambos pies. Y cayó muchas veces.
“Simplemente tienes que aceptar la caída”, dijo Kate. “Es una parte integral del proceso”.
Como estudiante, Kate compitió en el equipo de su universidad. En un campeonato nacional, se cayó de las barras paralelas, ¡dos veces!, y se levantó, ¡dos veces más! Esa vez, obtuvo el segundo lugar en la competencia general.
Para ella, levantarse era la única opción. Lo mismo con el cáncer.
“Puedes sentarte allí y tener una mala actitud al respecto, regodearte en tu tristeza”, dijo Kate, “o puedes tomar la situación y aprovecharla al máximo”.
Kate obtuvo su maestría en fisiología y es coordinadora de investigación clínica. Ahora tiene opciones. Hasta el momento, ha sido aceptada en tres escuelas de medicina.
Quizás algún día trabaje en St. Jude. Desde ya, Kate se imagina haciendo por alguien más lo que los médicos hicieron por ella. Le dieron otra oportunidad para caer y luego levantarse.