Mujeres Extraordinarias: Ana Duran

Superar el cáncer en St. Jude la impulsó a enfrentar nuevos desafíos y adoptar una mentalidad emprendedora

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Ana Duran

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Ana Durán no teme tomar riesgos.

“Siempre he tenido ese ímpetu dentro de mí para emprender mi propio negocio”, dijo Ana.

Y es eso fue exactamente lo que hizo.

En 2018, ella y su novio combinaron su amor por el ciclismo con su amor por Memphis, la ciudad donde recibió tratamiento contra el cáncer cuando era niña en St. Jude Children’s Research Hospital.  

“Recibimos consistentemente calificaciones de 5 estrellas y estábamos empezando a crecer”, dijo Ana, quien trabajaba en aquel entonces como gerente de productos a tiempo completo.

Ana Duran

Llamaron a su negocio Curious Bike Tours. Pero lo interesante de la curiosidad es que a veces te lleva a nuevos lugares. En 2020, la pandemia impuso cierres temporales en la ciudad, frenando su incipiente negocio de recorridos en bicicleta. La pareja decidió luego mudarse a Washington, un estado que siempre habían querido explorar.

Hoy, Ana trabaja como gerente de productos sénior en una empresa emergente del sector tecnológico que brinda asistencia técnica a sus clientes.

“La vida de un agente de asistencia técnica puede ser un trabajo ingrato a veces, pero utilizamos software para mejorarlo”, dijo Ana. 

Dicho trabajo es uno de varios que ya ha realizado en empresas emergentes.

“Estoy dispuesta a correr riesgos y enfrentar desafíos”, dijo Ana. "Creo que parte de eso probablemente proviene de St. Jude”.

También dijo que recibir tratamiento contra el cáncer a una edad temprana y vivir para contarlo es motivo de orgullo y gratitud.

Ana Duran

A los 10 años, Ana llegó a St. Jude después de recibir el diagnóstico de leucemia linfoblástica aguda en su ciudad natal, Bogotá. Aunque la palabra “muerte” rondaba su mente, los médicos de St. Jude la tranquilizaron al explicarle el porcentaje de supervivencia y la quimioterapia que utilizarían. St. Jude ha incrementado la tasa de supervivencia de la leucemia linfoblástica aguda de un 4% antes de abrir sus puertas a un 94% en la actualidad.

El tratamiento tuvo una duración de dos años y nueve meses. Este proceso, según Ana, la hizo madurar y crecer más rápido. Sin embargo, atesora recuerdos positivos de aquella época, especialmente por la amistad que desarrolló con otros dos pacientes que compartían su idioma y su cultura.

 

“Fuimos al mismo colegio, hacíamos bastantes actividades, salíamos a pasear por la ciudad. Fue muy bonito”, dijo Ana. 

Ana se graduó en 2013 en Smith College, donde obtuvo una licenciatura en estudios franceses y psicología. En 2016, recibió una maestría en gestión de negocios de tecnología de la información y comunicación en Télécom Ecole de Management en París.

Regresa a St. Jude cada cierto tiempo, como parte del programa St. Jude Life, que brinda seguimiento a personas tratadas por cáncer infantil. 

“Me encanta ir cada vez que me llaman. Cuando era paciente, siempre me sentí segura en St. Jude. Y cuando vuelvo, tengo ese sentimiento de que todo va a estar bien y me van a cuidar”. 

¿Y el novio con el que compartía su espíritu aventurero? Hoy en día es su esposo. Tienen dos perros rescatados y disfrutan del ciclismo, el remo y el senderismo

“No doy por sentado el tener una segunda oportunidad en la vida, porque sé que tengo el chance de hacer algo más grande y eso me impulsa”.

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