Los consejos de Mamá: Nanette, madre de Paishence

Durante los meses más difíciles del tratamiento contra el cáncer en St. Jude Children’s Research Hospital®, Nanette enfrentó la posibilidad de perder a su única hija, Paishence. Incluso, llegó a hablarle a su pequeña abiertamente sobre la muerte.

Para aquella época, Paishence tenía 9 años y ya había planeado una canción para su funeral. Algunos de los versos de ese tema, de la agrupación The Band Perry, dicen: “si muero joven, entiérrame en satén, acuéstame sobre un lecho de rosas”. La niña se sentía desalentada por el cáncer de hueso que afectaba su fémur derecho. 

Pero un día, la pequeña despertó en su cama de St. Jude con gran optimismo. Le dijo a Nanette: “Mamá, voy a vencer esto”.

Por supuesto, Paishence no tenía manera de saber con certeza que estaría bien. Nadie puede predecir el futuro. Pero en ese momento, Nanette entendió que Paishence estaba luchando por su vida, determinada a tomar las riendas de su destino en lugar de dejar que el cáncer decidiera por ella. 

“Al instante, supe que tenía que mantener mis emociones intactas”, dijo Nanette. “Y tenía que infundir vida en mi hija”.

Era momento de atreverse a soñar de nuevo. 

“Desde entonces, no había lugar en nuestro vocabulario para frases como ‘si acaso’, ‘pero’ o ‘quizás’, así que planeamos el futuro”, dijo Nanette.

Le preguntó a su hija qué era lo que más deseaba hacer. Paishence le dijo que quería escribir un libro para niños. 

“Vamos a hacerlo”, le respondió Nanette.

Hoy, Paishence cursa el último año de mercadeo en la Universidad Estatal de Mississippi y aspira a trabajar en St. Jude algún día. 

“Escribió su libro”, dijo Nanette. “Aún necesita ser publicado, pero lo escribió”.

Incluso ahora, más de 10 años después, recordar ese momento que vivieron juntas en el hospital hace llorar a esta madre. “Escuchar esa vocecita…”. 

Fue el día en que una niña que parecía estar muriendo le enseñó a su madre cómo vivir de nuevo.

“Creo en mi alma que la curación comienza en la mente”, dijo Nanette. 

Así que atrévete a soñar sin importar en qué, y siempre “infúndele vida a tu hijo”.