“Un torbellino de amor”: Lucas y su familia nunca olvidan el apoyo que recibieron en St. Jude.
Diariamente, la mamá de Lucas honra la valentía de su hijo. Y en esta época festiva, su corazón desborda de júbilo por su vida.
14 de noviembre de 2024 • 2 mínimo
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Un día de agosto de 2016, a la 3:00 a.m., Luquitas llega a mi cama con sus pequeños pasitos. Tenía tan solo tres años cuando sus dolores de estómago se tornaron insoportables. Ver su carita de dolor y esos ojitos que solo pedían ayuda de mamá fueron solo el inicio de una historia cargada de amor. También es una historia de esperanza y muchas ilusiones, basadas en la fe y en la sabiduría de todos los que trabajan en St. Jude Children’s Research Hospital.
Este torbellino comenzó muy confuso, con diversos diagnósticos. Casi a un mes desde sus primeros síntomas, recién escuchamos la palabra cáncer, y fue como un black out total. ¿Un niño de 3 años? Imposible… pero así era. Ese mismo día le realizaron un examen que nos indicaba que la enfermedad estaba muy avanzada y no bastaba con tratamientos locales.
Nuestros médicos en Chile nos refirieron a St. Jude.
Dejamos todo para acompañar a nuestro Lucas, que tuvo un tratamiento largo y duro que incluyó quimioterapia, cirugía, trasplante de médula, terapia con haz de protones y quimioinmunoterapia. Algunos de sus tratamientos trajeron varios efectos secundarios adversos. También recibió muchas inyecciones. Muchas veces no puedo creer lo valiente que fue mi hijo. El amor de cada persona de St. Jude hizo que esto fuera más fácil, dándonos siempre una sonrisa, haciéndonos sentir siempre acompañados y guiados. ¿Que hubiéramos hecho sin St. Jude? Nuestro faro, nuestra luz que nos sigue acompañando siempre.
Este año, Lucas ingresó a la clínica de sobrevivientes, luego de 6 años de ser dado de alta. Hay miles de preguntas a futuro, pero la tranquilidad de que St. Jude está junto a nuestro hijo marca una gran diferencia.
Lucas es un niño gozador [sic] de la vida, amante de los deportes y con un corazón forjado solo y únicamente por St. Jude, que es sinónimo de amor, entrega y bondad. St. Jude es nuestro querido segundo hogar. Es una familia para nosotros.
Durante esta temporada de fiestas a todos y cada uno de los que de una u otra forma son parte de esta maravillosa familia de St. Jude, solo quiero decirles: gracias, muchas, pero muchas gracias, pues una sola no basta para agradecer todo lo que hacen por nuestros hijos.