Paciente de St. Jude encuentra fortaleza en su padre durante su batalla contra el cáncer

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Al preguntarle quién es su mejor amigo, Antonio no lo piensa dos veces. 

Responde: “Mi papá”.

Padre e hijo pasan mucho tiempo y han vivido juntos innumerables momentos de alegría. Comparten un amor por ciertas actividades artísticas, como el diseño gráfico y la edición de video; dos de las áreas creativas en las que trabaja el padre de Antonio, Sebastián. También disfrutan jugando videojuegos y viendo películas.

“Miramos muchas películas de acción y también de terror”, dijo Antonio.

Antonio describe a Sebastián como un hombre admirable y “fuerte”, que lo ha dejado todo, hasta su trabajo, para estar a su lado.

En 2020, durante una excursión en la capital de Guatemala, de donde son originarios, sus padres notaron que las manos de Antonio estaban amarillentas.

Al examinarlo, los médicos sospecharon en un primer momento que podía tener hepatitis o algún problema hepático. Pero los síntomas empeoraron hasta que Antonio dejó de comer. Su fiebre tampoco cedía.

Al realizarle nuevas pruebas de laboratorio, le diagnosticaron leucemia mieloide aguda (LMA). Este tipo de cáncer afecta la sangre y la médula ósea que hace que la médula ósea produzca demasiados glóbulos blancos que no funcionan correctamente llamados blastos. Así, la LMA deja a los pacientes sin suficientes glóbulos blancos sanos para combatir infecciones.

La familia de Antonio emprendió un arduo camino entre médicos y hospitales.

Sebastián, devoto a su fe religiosa, había orado por un diagnóstico distinto. “Esperaba que el médico nos dijera que había sido una confusión… Nos afectó bastante. Pero mi familia se aferró a la fe”.

La madre de Antonio, Wendy, también fue su pilar en esos momentos críticos, como cuando fue ingresado en la unidad cuidados intensivos.

Después de recibir cinco ciclos de quimioterapia en Guatemala, los doctores informaron a la familia que Antonio había recaído y que la enfermedad había avanzado a una etapa más grave. Faltaba poco para la Navidad de 2022 cuando Antonio fue referido a St. Jude Children’s Research Hospital ®.

Cuando Antonio y su madre viajaron a St. Jude, vivieron un emotivo momento familiar al despedirse de Sebastián en el aeropuerto. Sebastián, quien debía quedarse por motivos de trabajo, confesó haber tenido miedo: “No sabía si lo volvería a ver”.

Eventualmente, su padre viajó a Estados Unidos y pudo reencontrarse con su hijo de 15 años en St. Jude.

Su unión se hizo aún más sólida en 2023, cuando Sebastián fue donante de médula ósea para su hijo como parte de un estudio clínico. Los médicos de St. Jude están estudiando los efectos de los trasplantes de células madre en pacientes de cáncer como Antonio, quienes han sufrido una recaída.

“Estoy muy agradecido porque me dio una parte de su cuerpo para poder estar con vida”, dijo Antonio. “Lo amo mucho”.

De su lado, Sebastián afirmó: “Yo me siento feliz de haberle donado mi médula, y si puedo hacerlo por alguien más y estoy en condiciones, lo vuelvo a hacer”. 

Aprovechando al máximo las oportunidades

Antonio asegura que aprovecha los programas y espacios recreativos del hospital cada vez que le es posible durante su tratamiento. En especial, la biblioteca, el salón de juegos y el área de música para pacientes, en donde suele usar la batería y ha podido seguir aprendiendo a tocar la guitarra. 

En la primavera de 2024, Antonio viajó por dos semanas a su casa en Guatemala, donde siempre disfruta de su comida favorita. Lo primero que hizo al llegar a su país fue demostrarle su agradecimiento a la Virgen de Candelaria, visitando la iglesia donde su padre forma parte del coro. 

El camino recorrido por Antonio ha incluido altibajos. Desafortunadamente, incluso con todos los avances en tratamientos que se han alcanzados en las últimas décadas, la tasa de supervivencia a largo plazo para los pacientes pediátricos con AML recurrente es baja. 

Pero la familia de Antonio ha estado allí para él, incluso cuando tuvieron que separarse en ocasiones durante su tratamiento. Y ha recibido apoyo de ellos y de St. Jude. “St. Jude es un lugar maravilloso, donde los niños son felices. Le agradezco mucho a este hospital”, dijo Antonio.

"St. Jude lo ha cuidado desde el primer día", dijo Sebastián.