Emoción y un poco de nerviosismo al comenzar un nuevo año escolar para Mayela
Cinco años después de haber recibido tratamiento de leucemia en St. Jude, esta paciente le saca el máximo provecho a su tiempo libre en su Puerto Rico natal.
19 de septiembre de 2023 • 3 mínimo
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Mayela se levantó temprano una mañana de agosto y se puso su uniforme escolar.
Estaba emocionada de volver a la escuela. Era hora de empezar el sexto grado y estaba feliz de volver a ver a sus compañeros de clase. Estaba emocionada de poder jugar con sus amigos durante el recreo y realizar diferentes proyectos académicos.
Mientras llevaba su mochila decorada con caritas felices, llena de sus nuevos útiles escolares, también sintió un poco de nervios. Este año le asignaron una nueva maestra, una que nunca había conocido. Sus padres, Karen y Ángel observaban las emociones encontradas de su hija, pero también agradecían el sentido de normalidad de todo este proceso, ya que la vida académica que ha llevado Mayela ha sido atípica.
Cinco años atrás, en 2018, Mayela estaba bajo tratamiento contra la leucemia en St. Jude Children’s Research Hospital en Memphis, a miles de millas de su hogar en Puerto Rico. Aquel año, no hubo compras de regreso a clases ni había entusiasmo alguno de ver a sus amigas.
Sólo querían que su pequeña viviera.
“Para toda madre es una felicidad llevar a sus hijos a su primer día de escuela, conocer a sus maestras, verlos llevar su bulto [mochila], su lonchera, y aquí fue totalmente diferente”, recordó Karen.
En cambio, el primer día de primer grado de Mayela fue en una habitación de hospital después de recibir un trasplante de médula ósea. Una maestra, proporcionada por St. Jude, se sentó junto a su cama. Repasaron las lecciones mientras Mayela se mantenía conectada a un catéter intravenoso. En la cama también se hacía acompañar de su muñeca.
Durante su estancia en Memphis, sede de St. Jude, Mayela se inscribió en el programa escolar ofrecido por el hospital de investigación.
Los maestros del programa brindan instrucción individualizada a pacientes en edad escolar que deben permanecer en St. Jude por un período prolongado.
“Gracias al programa, Mayela pudo continuar sus clases, y ponerse al día con sus amiguitos’’, dijo su madre.
Días ocupados
Mayela, que siempre parece estar sonriendo, no recuerda las clases que tomó en St. Jude, aunque sí recuerda a su maestra, a quien visita cada vez que regresa al hospital para sus revisiones anuales.
Sin embargo, ella prefiere hablar de lo que se avecina y de las actividades diarias en su casa, ubicada en la costa de Puerto Rico.
Recientemente, celebró su cumpleaños número 11 y disfrutó del “mejor viaje” de su vida en República Dominicana, donde pudo nadar con delfines, deslizarse desde un tobogán acuático y crear recuerdos junto a sus padres.
“Estoy feliz”, dijo Mayela, quien aspira a ser diseñadora de interiores algún día. “Tengo unos padres que me apoyan en todo lo que hago, y físicamente estoy muy bien. Tengo energía, no me siento cansada y estoy todo el tiempo activa”.
Sentada en su habitación, donde las paredes están pintadas de lila y rosado, Mayela habló sobre sus pasatiempos y la vida después de su tratamiento en St. Jude.
Le gusta nadar regularmente y ahora está tratando de mejorar su puntería a la hora de practicar tiro deportivo. Está siguiendo los pasos de una de sus primas mayores, quien compite profesionalmente en este último deporte.
Mayela también se ha convertido en dueña de una pequeña empresa. Por un lado, confecciona coloridas pulseras con gemas de varias formas. Y por el otro lado, hace jabones de variados aromas como lavanda, avena y miel.
“Comencé a venderlos en la escuela, después a los vecinos, después a mis amigas y a los padres de mis amigas hasta que todo mundo se enteró”, explicó.
Un nuevo comienzo
Cuando Mayela tenía 5 años, siempre estaba llena de energía y ansiosa por jugar y probar cosas nuevas. Le gustaba bailar, cantar y jugar con sus primos. En 2018, su falta de energía e inusual petición de acostarse temprano en la fiesta de cumpleaños de su padre generó preocupación en la familia.
Sus padres la llevaron al médico adonde le diagnosticaron leucemia mieloide aguda (LMA). Alrededor de 500 niños reciben este diagnóstico en Estados Unidos cada año.
“Para nosotros fue unas noticias desgarradoras,’’ dijo Ángel. “A mí me gusta resolverlo todo, pero en ese momento sentí que no estaba en mis manos resolver la situación de mi niña.”
Los médicos en Puerto Rico refirieron a Mayela a St. Jude.
“Lo más difícil es saber que aquí en nuestra isla no había nada para ella... Para mí fue difícil porque nunca había vivido en otro lugar que no sea mi isla y tuvimos que, como dicen, cruzar el charco, para poder buscar esa sanación”, dijo Karen
Para familias que viajan a St. Jude para recibir tratamiento, hay alojamiento gratuito disponible cerca del campus. Las familias nunca reciben una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación.
Mayela fue tratada con quimioterapia y radioterapia antes de recibir un trasplante de médula ósea. Su papá fue el donante.
“Yo estaba sumamente feliz. No cabía (en) los zapatos de la alegría y emoción, y agradecido por St. Jude, porque sin St. Jude no iba ser posible esa donación’’, dijo Ángel.
Karen, Angel, y Mayela estuvieron viviendo en Memphis seis meses antes de que Mayela pudiera regresar a Puerto Rico y completar el primer grado recibiendo clases desde casa.
“Sus defensas aún estaban demasiado bajas”, dijo Karen.
Mayela regresó a la escuela en el verano de 2019 para comenzar segundo grado, pero siempre extremando precauciones de higiene y usando mascarillas. Luego, en marzo de 2020, la pandemia hizo que volviera a educarse virtualmente por más de un año hasta 2022.
“Para nosotros fue una alegría que ella regresara a clases porque aquí en casa extrañaba muchas actividades y socializar con sus amigos”, dijo su madre.
En 2023, Mayela comenzará su último año como estudiante de primaria antes de pasar a la escuela intermedia. Su madre y su padre se deleitan con cada paso que da su hija.
“Los primeros días de escuela, primera comunión, todo lo que hace Mayela nos recuerda lo bendecidos que somos... St. Jude es lo mejor que nos ha pasado en nuestras vidas’’, dijo Karen