Cuando el amor entra por la cocina

“Pensé en prepararle tamales, sopas, quesadillas, burritos y todo lo que la niña apeteciera”, recordó Eliseo.

Este padre de familia sabía muy bien que su hija Vanessa se sentiría apoyada, en las buenas y en las malas, si tenía a su disposición comida casera.

Así se explica la aventura culinaria en la que se embarcó cuando la más pequeña de la casa recibía quimioterapia en St. Jude Children's Research Hospital tras un diagnóstico de leucemia mieloide.

“Sabía que estaba muy debilitada, por eso le hacía su comida todos los días mientras estaba hospitalizada, incluyendo tortillas hechas a mano”, comentó Eliseo.

Cuando Vanessa recobró sus fuerzas, se unió a su padre en la preparación de alimentos en el alojamiento que le provee St. Jude a los pacientes y sus familias en Memphis, libre de costo.

“Realmente no sé cocinar, lo único que puedo hacer son tortillas”, advirtió la niña de 9 años al reconocer que es papá quien sigue a cargo del menú diario.

Sin embargo, Eliseo seguirá involucrándola en la cocina ya que es parte de una tradición familiar que los mantiene unidos.

“En mi casa me inculcaron ese orgullo por mis raíces hispanas y con mis hijos hago lo mismo. Les hablo en español para que conserven su idioma en este país y he querido que conozcan de nuestra gastronomía mexicana”, enfatizó este padre.

Luego de un año de tratamiento, Vanessa se recupera satisfactoriamente, rodeada del amor de su familia y soñando con trabajar en el área de la salud cuando sea grande.

“Yo quiero ser como todas las enfermeras que he conocido en St. Jude, porque me gusta cómo ayudan y reconfortan a los niños”, exclamó la pequeña.

De esta manera, también estará siguiendo los pasos de una de sus hermanas mayores, quien se inclinó por la misma carrera a la que aspira Vanessa.

“Yo le digo que es mi princesa, el amor de mi vida, y le doy gracias a Dios porque nos dio otra oportunidad de tenerla con bien. Es una bendición”, dijo Eliseo.