Mujeres que Inspiran: Adovia Alston
Como terapeuta infantil y trabajadora social, esta sobreviviente de cáncer de St. Jude utiliza su experiencia para ayudar a los niños en sus momentos más difíciles.

3 de abril de 2025 • 3 mínimo
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No había pasado mucho tiempo desde que Adovia Alston completara 10 meses de tratamiento contra un tumor cerebral en St. Jude Children's Research Hospital®. Pero aquel día, se encontraba en un parque de diversiones dispuesta a pasarla bien. Por su condición de salud, su madre le advirtió que no se subiera a los juegos mecánicos más extremos.
Un año antes, en octubre de 2003, a Adovia le habían diagnosticado meduloblastoma. Tenía 9 años. Después de una cirugía para extirparle el tumor, Adovia fue remitida a St. Jude, donde cumplió con los criterios para un estudio clínico que trataba el meduloblastoma con una combinación de quimioterapia, trasplante de células madre y radioterapia.
Pero Adovia seguía siendo una niña, lista para recuperar la infancia que había sido puesta en pausa. Aunque le dijo a su madre que no se subiría a los juegos mecánicos, lo hizo de todas formas. “Siempre fui una atrevida”, dijo Adovia. Para Navidad, seguía en tratamiento en St. Jude y pidió un scooter motorizado. Sus padres se lo regalaron junto con un casco. Cuando su madre la vio subirse a una montaña rusa, llamó al Dr. Amar Gajjar, el médico de Adovia en St. Jude. Necesitaba apoyo. Adovia recuerda que el Dr. Gajjar dijo que, si su cabeza no le dolía, “podía hacer lo que quisiera”.
Escuchar aquella frase era toda la motivación que Adovia necesitaba en ese momento. Estaba dispuesta a vivir su vida. Así que decidió: “No voy a dejar que esto me detenga. Si puedo vencer el cáncer, sé que puedo lograr todas estas otras cosas”.
Adovia era la mejor alumna de su escuela secundaria. Se graduó de la Universidad Estatal de Michigan en 2016 y obtuvo una maestría en psicología en la Universidad de Phoenix en 2018, así como una maestría en trabajo social en la Universidad Estatal de Wayne en 2023. Tras titularse, se convirtió en terapeuta infantil en una escuela secundaria de Michigan. “En el mundo en que vivimos hoy, los niños pasan por más situaciones de las que uno podría imaginar”, dijo. “Estoy aquí, primero para escuchar y luego para ayudar en todo lo que pueda”.
Adovia aprendió esa lección en St. Jude. Desde médicos y maestros hasta el personal que atendía la cafetería y las viviendas proporcionada por el hospital de investigación, se encontró con adultos que se dispusieron a escucharla para ayudarla y hacerle sentir que era importante.
Escuchando con empatía
La puerta de su oficina suele estar abierta porque, si se atreve a cerrarla, verá a los estudiantes tratando de mirar a través de sus persianas y diciéndole: “Sé que está ahí, Sra. Alston”.
Adovia comparte su historia como sobreviviente de cáncer infantil con los jóvenes con los que trabaja, muchos de los cuales están lidiando con sus propios desafíos. “Les da tranquilidad saber que alguien más sabe por lo que están pasando”, dijo.
También habla de su historia en eventos de recaudación de fondos para St. Jude. Recientemente lo hizo en una caminata que tuvo lugar en Detroit, donde lideró un grupo de participantes y formó parte de otro equipo de Sigma Gamma Rho Sorority, Inc., una organización que ha apoyado a St. Jude durante cuatro décadas.
En la iglesia, Adovia hace trabajo voluntario con los jóvenes como una de las instructoras del equipo de danza de alabanza y ayuda a organizar los eventos de regreso a la escuela cada año. Considera que un adulto comprensivo, alguien en quien puedan confiar, puede cambiarlo todo para un niño. Por eso les dice que no dejen que nada se interponga en su camino.
Adovia cree que los niños confían en ella porque es auténtica. “Soy Adovia cuando salgo de la escuela, y soy la Sra. Alston dentro del plantel, pero soy la misma persona”, dijo. Al presentarse tal cual es, asegura que los demás también se mostrarán de manera auténtica.
‘Mi vida es mi mensaje’
Adovia ama viajar, generalmente a lugares cálidos porque ya tiene suficiente frío en Michigan. Su destino favorito es Jamaica, aunque recientemente visitó las Bahamas. Y algo que mantiene vivo es su espíritu aventurero. El año pasado, se lanzó de un cable en Las Vegas y planea hacerlo de nuevo en algún otro lugar.
Actualmente, a sus 31 años, se está preparando para la próxima aventura de su vida. Se convertirá en madre. Ha completado la capacitación requerida y solicitó ser madre de crianza con la esperanza de adoptar más adelante.
Adovia tiene mucho amor para darle a un niño. “Estoy emocionada”, dijo. Ya está planeando una fiesta de bienvenida para que el pequeño conozca a su nueva familia, incluidos sus 12 sobrinos, para que vea todas las personas con las que este niño podrá contar.
Adovia tiene un tatuaje que dice: “Mi vida es mi mensaje”. Agradecida por una segunda oportunidad de vida, no deja que nada se interponga en su camino para hacer lo que quiera.
