Pamela Silva de Univision “triplica” su compromiso con St. Jude: Conoce sus razones

Español | English

Empecemos desde tu inicio con St. Jude. ¿Cuándo empezaste a involucrarte? 

Han sido más de 15 años, y fue amor a primera vista. Tenía una amiga que me presentó la misión en Miami. Luego, me invitó a visitar el hospital. Creo que la primera vez que vine aquí supe que quería involucrarme. Sabía que había mucho más que podíamos hacer. Y el resto es historia. 

¿Y cómo ha evolucionado tu manera de apoyar la misión? 

Con el tiempo he aprendido que también podemos motivar a otras personas a que se unan. Y creo que lo más hermoso de St. Jude y su misión es que realmente podemos empoderar a las personas para que se sientan más grandes que ellos mismos al invitarlos a involucrarse. Gracias a St. Jude, también hemos ido construyendo una comunidad a lo largo de los años, ya sea participando en la caminata que se hace en tu comunidad, o en una gala local. Siento que todos estamos impulsados por la misma pasión, compartimos el mismo corazón hacia una misión tan importante. 

Hablando de compartir, ¿hay algún momento memorable de tus visitas a St. Jude?

Cada vez que interactuamos con uno de los pacientes, realmente marca tu corazón. Hablamos con ellos, con sus familias, conocemos un poco sobre su historia, y luego, cuando los ves de nuevo, puedes notar lo bien que están. Creo que siempre nos hace sentir muy humildes y conmovidos por la gratitud de estos pacientes y sus familias. Por eso le recordamos a las personas que cada paciente que viene aquí es tratado con el mismo respeto y dignidad. No reciben una factura de St. Jude por su tratamiento, por el alojamiento o su alimentación. Así que creo que es importante enviar ese mensaje de que realmente están pensando en todo aquí en St. Jude a favor de sus pacientes, para que sus familias puedan realmente enfocarse en luchar por la vida de sus hijos. 

Cuando te involucraste, aún no eras madre. ¿Cómo ha cambiado tu perspectiva de la misión de St. Jude al convertirte en mamá de un niño?

Después de convertirme en madre, mi compromiso con St. Jude, creo, se triplicó, y viene de un lugar de gratitud por tener a mi hijo y también de empatizar con todas esas madres y padres que están aquí. No puedo ni imaginar tener que hacer eso y luego tener que preocuparme por la carga financiera. La carga emocional que estos padres y estas familias atraviesan es tan pesada y es tan difícil que es imposible siquiera comprender por lo que están pasando. Por eso, es fundamental que St. Jude pueda proporcionar esa paz mental cuando se trata de las facturas financieras y el apoyo integral que les brindan. 

A través de tu podcast, “Motherish”, te conectas con muchos padres bilingües. ¿Qué les dices a las mamás y papás sobre la importancia de apoyar a los niños de todo el mundo a través de St. Jude?

St. Jude me ha enseñado que este mundo es mucho más pequeño de lo que pensamos. Su alcance realmente nos une a todos. He conocido personalmente a pacientes que han sido tratados con protocolos basados en la investigación realizada aquí en St. Jude. Los he visto en lugares como Perú, El Salvador, México, y luego, sin ir mucho más lejos, incluso en nuestras propias comunidades en Miami, Nueva York, Los Ángeles, hemos pasado tiempo con muchas familias que también se han beneficiado de St. Jude. Así que, este es un hospital con un impacto global. 

¿Cómo esperas que tu apoyo a St. Jude influya o inspire a otras figuras públicas y comunidades a involucrarse con la misión del hospital? 

Siempre digo que involucrarse y ser parte de St. Jude se siente muy bien. Realmente es muy gratificante, y no solo por ver tangiblemente el impacto que estás teniendo cuando vienes a las instalaciones, cuando conoces a los pacientes, sino también el efecto emocional que tiene en ti como persona. Te hace pensar, ‘estoy haciendo algo grandioso, soy parte de algo grandioso’. Y luego, poder motivar a otras personas para que también se unan a esta misión para darles ese sentido de empoderamiento. Ese es el mejor regalo para nuestros hijos, amigos y toda la familia. Ellos también podrían hacer una gran diferencia. Cuando escuchas a la gente decir que un granito de arena hace la diferencia, siempre les digo que lo más que puedas dar es realmente lo mejor que podemos dar. 

¿Hay alguna lección que hayas aprendido al conocer personalmente a algunos de los pacientes y las familias de St. Jude? 

Definitivamente. Cada vez que vengo aquí, cada vez que tengo la oportunidad de conversar con uno de los pacientes, una de sus madres, salgo del hospital con más gratitud y con un mayor sentido de compromiso y responsabilidad para compartir el mensaje de St. Jude.