Abuelos se convirtieron en donantes de St. Jude sin imaginar como sus vidas serian impactadas en el futuro
Jaime y su esposa, Irma, habían contribuido a la misión de St. Jude años antes de que a su nieta le diagnosticaran un tumor cerebral.
15 de noviembre de 2023 • 3 mínimo
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Jaime comenzó a apoyar a St. Jude Children's Research Hospital hace 20 años como una manera de dar gracias por haber tenido siete hijos sanos.
Cuando se inscribió como donante mensual, convirtiéndose así en un Ángel de Esperanza de St. Jude, este abuelo puertorriqueño recordó a un vecino que tuvo en Brooklyn, Nueva York, quien tenía un hijo al que le habían diagnosticado cáncer. También se acordó de una colega, cuya hija vivía con distrofia muscular. Era dos razones más para donar, pensó. Su esposa, Irma, estaba de acuerdo.
“(Cuando) investigué y averigüé sobre el hospital, estaba aún más agradecido y quería donar de manera consistente”, dijo Jaime, señalando que en diferentes ocasiones ya había contribuido económicamente con St. Jude antes de convertirse en donante mensual. "Quería ayudar a otros niños y mejorar su calidad de vida".
Aunque Jaime nunca había visitado St. Jude, recibía correos que le permitían leer acerca de su trabajo y avances en investigación. Nunca imaginó que algún día St. Jude ayudaría a salvarle la vida a un miembro de su familia.
En 2020, su hija menor, Génesis, dio a luz a las gemelas Janelle y Amalia. Jaime e Irma estaban eufóricos al ver crecer a las niñas. Celebraban cada paso que daban. Pero cuando las gemelas tenían poco más de un año de nacidas, Janelle comenzó a retroceder en su desarrollo. La niña, que alguna vez se sentaba por sí misma, empezaba a tambalearse y caía en el piso. Tampoco podía ponerse de pie como antes.
Los exámenes médicos revelaron que Janelle tenía meduloblastoma – un tumor cerebral que comienza en el cerebelo, un área en la parte posterior del cerebro. Es el tumor cerebral maligno más común en niños.
Janelle se sometió a una cirugía en Puerto Rico para extirpar el tumor y luego fue referida a St. Jude.
“Pensé: ‘gracias, Dios es bueno’”, recordó Jaime del momento en que se enteró de que su nieta iba a recibir tratamiento en St. Jude. “Nunca pensé que mi donación algún día ayudaría a mi nieta, pero así fue, no sólo mis donaciones, sino las donaciones de todos los que dan, y estoy agradecido con ellos. Hoy es Janelle, pero mañana será otro niño”.
Janelle viajó a Memphis con sus padres mientras que su hermana Amalia se quedó en Puerto Rico con sus abuelos. Jaime e Irma estaban preocupados por el diagnóstico y por lo que le esperaba a su nieta.
“Fue algo bien duro para nosotros, pensar (por todo) lo que teníamos que pasar; nosotros sabíamos que había niños que habían pasado por eso. Pero hay que vivirlo y pasarlo para saber el dolor,’’ dijo Irma, sentada en la sala de la casa de su hija.
En St. Jude, Janelle recibió quimioterapia durante 16 meses, seguidos de seis semanas de radioterapia de protones. También se sometió a un procedimiento para reemplazar un dispositivo que drena el exceso de líquido en su cerebro.
Jaime e Irma llamaban por video a su hija diariamente para saber sobre el estado de Janelle. Durante las videollamadas pudieron ver cómo se encontraba la niña. Con el paso del tiempo, se les informaba también de sus avances durante las sesiones de fisioterapia.
“Vimos el milagro en nuestra nieta; lo vi y lo sigo viendo todos los días”, dijo Irma. “Todo lo que Janelle necesitaba, St. Jude se lo dio. El mayor regalo que me ha dado St. Jude es la vida de mi nieta”.
Janelle regresó a su casa en Puerto Rico en junio de 2023, donde sus abuelos la esperaban con los brazos abiertos, seguido de una emotiva reunión familiar. Janelle regresa a Memphis cada cierto tiempo para realizarse chequeos periódicos.
“El dolor y la angustia que sentí comenzaron a sanar, porque Janelle estaba aquí, y Amalia está de regreso con sus padres, y los cuatro están juntos como familia”, dijo Irma.
Jaime, por su lado, afirmó que Janelle está decidida a caminar nuevamente. A menudo se le puede ver gateando o agarrándole la mano a alguien más para recobrar su estabilidad, dijo su abuelo.
“Es muy bueno verla moverse, porque hubo un momento en que no pudo hacerlo”, reflexionó Jaime.
Jaime e Irma dijeron que a menudo hablan con otras personas sobre el trabajo que hace St. Jude, contándoles la experiencia de su familia y alentándolos a donar.
“A todos los que apoyan a St. Jude, sigan donando porque están dando vida a los niños para que puedan vivir felices, no sólo a mi nieta, sino a todos esos niños que están siendo tratados en St. Jude”, dijo Irma.