En honor a su “primo” una adolescente en El Salvador recauda fondos para St. Jude
Isabella Ramos-Berdugo quiere alentar a otros adolescentes en América Latina y otras partes del mundo a difundir la palabra de St. Jude y su misión de salvar vidas.
12 de diciembre de 2022 • 5 mínimo
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Isabella Ramos-Berdugo ha usado su voz durante años para entretener, pero también para crear conciencia sobre causas sociales que le tocan el corazón.
Cuando tenía solo 9 años, hizo su debut en El Salvador, su país natal, participando en un programa infantil de una estación radial llamada Radio Upa. Años después, durante la pandemia de COVID-19, produjo su propio podcast, “Conéctate conmigo, El podcast de Isa Ramos”, el cual también se transmitía a través de la radio local.
En el podcast, Isabella hablaba de temas de interés para adolescentes como ella. Incluía consejos sobre cómo hacer amigos, cómo practicar la humildad o cómo mejorar la relación con los padres.
Sin embargo, recientemente, también ha usado su voz y energía para crear conciencia y recaudar fondos para St. Jude Children's Research Hospital como miembro de St. Jude Leadership Society.
A sus 14 años, se convirtió en la primera integrante internacional de el programa.
St. Jude Leadership Society está compuesto por estudiantes que comparten una pasión por el liderazgo, el servicio y la comunidad. Los miembros tienen la oportunidad de usar sus habilidades de liderazgo mientras recaudan fondos y crean conciencia para apoyar a los niños atendidos en St. Jude.
Su motivación para unirse al grupo es Diego, un amigo de infancia al que Isabella considera parte de su familia. Diego murió el día de Año Nuevo en 2019 tras haber recibido tratamiento en St. Jude por un diagnóstico de leucemia linfoblástica aguda.
“Quería retribuir a St. Jude por la diferencia que marcó en la vida de Diego”, dijo Isabella.
Isabella se enteró de St. Jude Leadership Society por la madre de Diego, su tía Grethel. Le gustó todo lo que escuchó sobre el hospital, incluyendo que las familias nunca reciben una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación --para que así puedan enfocarse en ayudar a sus hijos a vivir.
Aunque la adolescente no estaba segura de que la aceptarían, ya que vive en El Salvador, quiso intentarlo de todos modos.
“Simplemente sabía que necesitaba ser parte de esto”, se dijo a sí misma.
Tras ser aceptada al programa a principios de 2022, Isabella rápidamente se puso a trabajar.
Hizo algunas entrevistas para luego divulgarlas a través de la radio y en un periódico salvadoreño. Habló públicamente sobre St. Jude y de cómo el hospital ayudó a Diego. Simultáneamente, comentaba sobre los eventos que estaba organizando a beneficio del hospital.
El primero de ellos fue un desayuno, donde los asistentes disfrutaron de comida típica salvadoreña y en el que recaudó más de 800 dólares.
Unas semanas después, se le ocurrió otra idea. Les pidió a los dueños de una finca llamada “La Tierra”, ubicada a unos 45 minutos en auto de la capital salvadoreña, que donaran las ganancias de las entradas de todo un día. Los propietarios estuvieron de acuerdo y eligieron una fecha en abril. Isabella instó a familiares y amigos para que visitaran la granja ese día, mientras le hacía la misma invitación a muchos otros a través de sus redes sociales. El tercer evento fue una conferencia de salud titulada “Sanación de heridas”.
En total, ya ha recaudado cerca de 3 mil dólares a beneficio de esta causa. Isabella visitó el campus de St. Jude en Memphis como parte del St. Jude Leadership Society y sintió que fue una experiencia increíble.
“Sé que St. Jude es un hospital, pero (también) fue la casa para Diego, así como para tantos niños y sus familias, y sé que es un lugar de amor”, dijo.
Un amigo que se convirtió en familia
Isabella conocía a Diego de toda la vida.
Sus padres eran amigos cercanos que trabajaban en el mismo hotel en un pueblo llamado Sonsonate, próximo a la playa. Los padres de Isabella se habían mudado de Colombia a El Salvador por motivos de trabajo, mientras que la madre de Diego también había sido trasladada desde Nicaragua para laborar en el mismo hotel.
Cuando Isabella nació en El Salvador, ya se trataban todos como parte de una misma familia, por lo que ella siempre vio en Diego a un primo a quien admiraba.
A menudo hablaban durante horas. Se reían juntos y, a veces, también se peleaban como primos.
Él era cuatro años mayor que ella.
Cuando no tenían escuela, caminaban y correteaban los pasillos del hotel o se pasaban incontables horas nadando en la piscina. También compartían en los cumpleaños y días festivos, sobre todo en Navidad, cuando juntos cantaban y abrían regalos.
A los 8 años, Diego fue diagnosticado con leucemia. Diego se sometió a meses de un agotador tratamiento de quimioterapia en El Salvador.
Isabella era demasiado joven para entender a lo que se enfrentaba Diego, pero veía lo fuerte y valiente que era, incluso cuando se sentía enfermo.
“Él no le tenía miedo al cáncer y disfrutaba de la vida, y eso me inspiró cuando éramos niños”, dijo Isabella, quien sigue sintiéndose inspirada por esa actitud.
Diego estuvo libre de leucemia durante tres años, antes de presentar una recaída. Fue entonces referido a St. Jude en febrero de 2018, adonde recibió quimioterapia.
Aunque Isabella y sus padres no podían estar con él en Memphis, hablaban con Grethel a menudo y conocieron más sobre St. Jude y lo que le ofrecían a Diego.
“Esos momentos difíciles nos hicieron (sentir) más cerca. Eso nos ayudó a formar lazos más fuertes”, dijo la madre de Isabella, Sugey. “Nos contaron lo que estaban viviendo y esa experiencia, día a día, durante esos diez meses, la vivimos, aunque no estuvimos físicamente allí”.
La quimioterapia que recibió en St. Jude le ayudó a combatir el cáncer, pero después los médicos le detectaron una fibrosis pulmonar que lo llevó a la unidad de cuidados intensivos. Después de varias semanas, murió. Tenía 14 años.
Tras enterarse de la triste noticia, Isabella quiso apoyar a Grethel.
“Cuando Diego murió, para Isabella fue un shock porque nadie lo esperaba, pero el dolor no fue solo para mí, sino para ella”, dijo Grethel. “Isabella me dijo, ‘seré tu sobrina para siempre’, y siempre me muestra su amor. Ella me escribe notas. Y ha tomado a St. Jude Leadership Society como un compromiso personal y quiere difundir todo lo que le he dicho sobre St. Jude”.
Grethel, que ahora vive en Texas y es voluntaria de ALSAC, la organización de recaudación de fondos y concientización de St. Jude, dijo que está orgullosa de que Isabella esté participando en la organización en memoria de su hijo.
“Veo cómo el legado de amor que ha dejado mi hijo se le ha transmitido a ella y que, a su vez, puede ayudar a más familias”, dijo Grethel. “Eso es algo hermoso. La memoria de mi hijo ayudará a otros a través de ella”.
Isabella aspira a cambiar el mundo y recientemente completó un programa de prevención de "crisis" en una conferencia de las Naciones Unidas en la Universidad de California (UCLA).
No obstante, se prometió seguir creando conciencia sobre St. Jude en El Salvador, animando a otros a que también se unan al programa ofrecido por St. Jude Leadership Society.
“Soy la primera integrante de El Salvador, pero quiero poder compartir este programa con otros y alentarlos a participar, no solo en El Salvador sino en otros países como Argentina, Colombia, Guatemala, donde otros también quieren ayudar,” dijo Isabella.