St. Jude incrementa la supervivencia de pacientes de cáncer infantil en América Latina con sistemas de alerta temprana

Un estudio revela que estos sistemas han sido efectivos en más de 30 hospitales de 11 países de la región

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El Dr. Federico Antillon, visto aquí con un paciente en Guatemala, trabajó con médicos e investigadores del Departamento de Medicina Pediátrica Global de St. Jude para implementar un sistema de alerta temprana que ayudó a salvar más vidas de niños en su país.

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El Dr. Federico Antillón, en la foto con un paciente en Guatemala, colaboró con médicos e investigadores del Departamento de Medicina Pediátrica Global de St. Jude para implementar los sistemas de alerta temprana que ayudaron a salvar más vidas de niños.

Con solo pensar en todo lo que ha visto en los últimos 25 años, el Dr. Federico Antillón no logra contener las lágrimas. Se emociona ante el progreso observado en los niños con cáncer de Guatemala.

“Ha sido un camino increíble, hemos avanzado mucho”, dijo.

Antillón ha visto de primera mano cómo mejoraron las tasas de supervivencia en estos niños en su país natal, desde aproximadamente un 20 por ciento hasta más del 40 por ciento, e incluso un 60 por ciento en algunos tipos de cáncer.

Después de completar su formación profesional en  

La Dra. Asya Agulnik, directora del Programa Global de Cuidados Críticos de St. Jude.

La Dra. Asya Agulnik, directora del Programa Global de Cuidados Críticos de St. Jude.

 

St. Jude Children’s Research Hospital® en 2003, Antillón sentó las bases para una fundación sin fines de lucro en Guatemala, AYUVI. La organización ha ayudado con la recaudación de fondos y la concientización sobre el cáncer infantil, con la meta de que las familias puedan acceder a la atención de salud necesaria que les permita salvar la vida de sus hijos. También ayudó a establecer el primer hospital pediátrico dedicado al cáncer en su país, la Unidad Nacional de Oncología Pediátrica (UNOP). 

El progreso era visible, pero Antillón y sus colegas se enfrentaban a una dura realidad: estaban perdiendo a la mitad de sus pacientes pediátricos con cáncer debido a que el tratamiento era demasiado tóxico.

Sin embargo, esas muertes eran prevenibles, según Antillón. Si el personal médico lograba identificar signos tempranos del deterioro en los pacientes, sería posible administrar de manera más efectiva el apoyo necesario, como antibióticos intravenosos u oxígeno, para así salvarles la vida.

En 2013, Antillón puso manos a la obra. Trabajó junto a la Dra. Asya Agulnik, la actual directora del Programa Global de Cuidados Críticos de St. Jude, para implementar un novedoso sistema de monitoreo. Aparte de detectar las señales para prevenir que los pequeños se enfermaran de manera crítica, el sistema permitía ofrecer intervenciones rápidas para mejorar su estado de salud. 

El sistema fue tan exitoso que permitió que más niños sobrevivieran al tratamiento. Esto resultó, además, en una menor carga para los recursos de cuidados intensivos del hospital e incluso mejoró la fatiga y el estrés de los proveedores de salud. 

El progreso obtenido en Guatemala llevó a Agulnik a trabajar con médicos y enfermeros en otros centros de América Latina. Así, implementaron estos sistemas en 32 hospitales a lo largo de 11 países, a través de una colaboración denominada Proyecto Escala de Valoración de Alerta Temprana (Proyecto EVAT).

Dicho proyecto demostró que estos tipos de intervenciones salvan vidas, a menudo en los hospitales con mayor necesidad. Una vez en marcha en cada uno de esos países, Agulnik y su equipo encontraron una disminución del 18 por ciento en los fallecimientos de pacientes por efectos secundarios del tratamiento. 

“Esta intervención debería utilizarse en el cuidado de cada niño con cáncer hospitalizado. En todas partes”, afirmó la científica, quien está trabajando con un equipo para implementar estos sistemas de manera más rápida en Brasil, así como en países de África y Asia. 

La investigación de Agulnik es un ejemplo de los esfuerzos de St. Jude para acelerar el progreso en el tratamiento y la atención de niños con cáncer en todo el mundo. 

Como parte de su plan estratégico de seis años, St. Jude tiene como objetivo mejorar las tasas de curación del cáncer pediátrico y otras enfermedades graves en todo el mundo a través de la Alianza Global de St. Jude, la cual conecta instituciones internacionales unidas en un mismo propósito.

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