Visión global: St. Jude ayuda a transformar los tratamientos del cáncer pediátrico

El Dr. Rodríguez-Galindo ayuda a liderar un modelo colaborativo que está aumentando el acceso a atención médica para miles de niños.

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Cuando comenzó como médico joven en St. Jude, Rodríguez-Galindo dijo que su objetivo era iniciar un viaje junto a niños con cáncer que finalmente los curaría de su enfermedad.

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Fue 30 años atrás, pero el Dr. Carlos Rodríguez-Galindo recuerda claramente el momento en que llegó por primera vez a St. Jude Children’s Research Hospital®. 

Era septiembre de 1994, y el campus ubicado en Memphis estaba en expansión, con los dos principales edificios de investigación y atención al paciente rodeados por un laberinto de andamios, máquinas excavadoras y vallas de construcción. 

Originario de Barcelona, España, había llegado a St. Jude como un oncólogo en formación. Meses antes de su arribo, Rodríguez-Galindo tuvo que abrir un atlas para encontrar la ciudad de Memphis, en Tennessee, sin mucha información sobre su próximo destino que quedaba a unos 7,560 kilómetros de distancia.

Pero había leído sobre la labor que St. Jude estaba realizando para mejorar la tasa de supervivencia de los niños con cáncer y estaba ansioso por conocer más de esta misión. No así, llegado el momento reconoció haber tenido dudas sobre la decisión profesional que recién había tomado. 

“Aunque durante las primeras horas de esa mañana no podía averiguar adónde me dirigía, en el momento en que entré al centro de atención al paciente, fue como si mis ojos se abrieran: Esto es. Aquí es donde debo estar”, dijo Rodríguez-Galindo, recordando aquel momento. “Quería obtener la mejor formación posible y también estar en un lugar donde sentiría que era parte de algo más grande, porque estaba decidido a convertirme en el mejor médico que pudiera ser con tal de ayudar a los niños con cáncer y encontrar curas para ellos”.

Rodríguez-Galindo creció en una familia de médicos y supo desde temprana edad que quería dedicarse a esta profesión. “St. Jude para mí era como un sueño”. 

Cuando comenzó su carrera en St. Jude, se planteó como objetivo iniciar un camino junto a los niños con cáncer hasta finalmente curarlos de su enfermedad. Para él, eso significaba mejorar gradualmente el tratamiento de los pacientes, mientras contribuía a las investigaciones científicas que aseguran que las curas se conviertan en una realidad para todos los niños.

“Ese concepto de curar el cáncer infantil y curar a cada niño que pudiera ver fue básicamente lo que inspiró mi carrera”, dijo Rodríguez-Galindo. 

Comprometido contra las disparidades

Incluso cuando veía un progreso esperanzador entre sus propios pacientes en St. Jude y a lo largo de Estados Unidos, Rodríguez-Galindo se preocupaba cada vez más por las disparidades globales a la hora de enfrentar las enfermedades infantiles graves. En especial, se cuestionaba por qué las tasas de supervivencia de los niños con cáncer en países de bajos y medianos ingresos eran tan inferiores a las tasas que se veían en suelo estadounidense. Actualmente, la tasa de supervivencia para los niños con cáncer en países de bajos y medianos ingresos es menor al 30%, en contraste a la de Estados Unidos, la cual supera el 80%. 

Cuando los médicos de esas zonas con recursos limitados visitaron las instalaciones de St. Jude como parte del Programa de Alcance Internacional de la institución, Rodríguez-Galindo conoció más acerca de esos retos que dificultaban las probabilidades de resultados exitosos para las familias de niños con enfermedades graves en esos entornos. Entre los retos se encontraban el acceso deficiente a medicamentos que salvan vidas, las brechas en las cadenas de suministro, los conflictos geopolíticos persistentes, la infraestructura gubernamental y la atención médica inadecuada.

Rodríguez-Galindo disfrutaba su papel como médico y científico en St. Jude. Por un lado, contribuía a la investigación científica para desarrollar mejores tratamientos y, por el otro, seguía brindando atención a sus pacientes. Sin embargo, sentía que había más por hacer. 

“Tenía la sensación de que lo que estaba haciendo aquí no estaba completo. No era suficiente hasta que pudiéramos completar esa visión del fundador de St. Jude, Danny Thomas, de que ‘ningún niño debería morir en el amanecer de la vida’”, indicó.

Ese principio era una promesa, según Rodríguez-Galindo, de eliminar las desigualdades y disparidades que amenazan las posibilidades de supervivencia de los niños con enfermedades terminales. 

“Solo hay una institución que sueña lo suficientemente alto, y que es lo suficientemente poderosa para conquistar ese sueño, y esa (institución) es St. Jude”, dijo.

St. Jude Global 

Desde 2018, Rodríguez-Galindo, quien es el presidente del Departamento de Medicina Pediátrica Global, ha liderado St. Jude Global. Este es un esfuerzo ambicioso para mejorar la supervivencia de los niños con cáncer y enfermedades sanguíneas graves en países de bajos y medianos ingresos.

Bajo el liderazgo de Rodríguez-Galindo y el presidente y director ejecutivo de St. Jude, el Dr. James R. Downing, St. Jude Global ha trabajado con afiliados de todo el mundo para lograr sus objetivos de robustecer los sistemas de salud, ayudar a capacitar la fuerza laboral de clínicas y hospitales, fortalecer los servicios de apoyo al paciente, facilitar la movilización de recursos y avanzar en la investigación sobre enfermedades infantiles que amenazan la vida. 

“Ahora podemos ver lo que se necesita para fortalecer los sistemas y políticas de salud y cómo estas han podido abordar muchas de las otras causas de mortalidad temprana en los niños para que sobrevivan más allá de los primeros años de vida”, dijo Rodríguez-Galindo.

Con la mejoría de algunas de las causas de mortalidad infantil temprana, el enfoque actual es hacia los problemas críticos que limitan el incremento en las tasas de supervivencia en todo el mundo en cuanto al cáncer y otras enfermedades que amenazan la vida de los niños. Este nuevo enfoque está abriendo camino a iniciativas diversas como la inversión a seis años de 200 millones de dólares por parte de St. Jude para aumentar exponencialmente el acceso a medicamentos de calidad contra el cáncer infantil en todo el mundo. La Plataforma Global para el Acceso a Medicamentos para el Cáncer Infantil, creada en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene como meta llegar a 50 países para beneficiar a aproximadamente 120,000 niños en entornos de bajos y medianos ingresos, según Rodríguez-Galindo. 

Aunque se han desarrollado otros programas para mejorar el acceso a medicamentos contra el cáncer durante la última década, dicha plataforma es la más completa y también la de mayor alcance, reuniendo a instituciones clave como St. Jude, la OMS, UNICEF, la Organización Panamericana de la Salud, varios gobiernos, la industria farmacéutica, organizaciones no gubernamentales y el sector sin fines de lucro.

Ecuador, Jordania, Mongolia, Nepal, Uzbekistán y Zambia serán los primeros participantes de un programa piloto. En los próximos años, se pretende expandir la Plataforma Global para así incorporar a países adicionales. 

Un movimiento global

Responder al desafío de las disparidades en la atención del cáncer infantil requiere comprender el alcance y la amplitud del problema, dijo Rodríguez-Galindo. Los datos epidemiológicos recientes muestran que aproximadamente 400,000 niños desarrollarán cáncer cada año en todo el mundo, agregó, aunque solo la mitad de esos casos serán diagnosticados. Aproximadamente el 80% de los 200,000 niños diagnosticados viven en países donde el acceso a medicamentos y recursos es limitado, dijo Rodríguez-Galindo. 

“Estimamos que, a nivel mundial, solo alrededor del 30% de los niños con cáncer sobreviven”, dijo. “Si nos remontamos a 1962, cuando St. Jude abrió sus puertas, la mayoría de los niños con cáncer morían. Para 1972, ya estábamos mostrando que el 50% de los niños con leucemia podían ser curados. Si miramos la supervivencia de los niños con leucemia en todo el mundo hoy, ni siquiera está aún al nivel que St. Jude alcanzó hace 50 años”.

St. Jude Global Alliance, la alianza que comenzó en 2018, es una respuesta directa a ese desafío. Es una red compuesta por más de 300 instituciones miembros, incluidos hospitales y organizaciones sin fines de lucro, en más de 80 países de América Latina, Medio Oriente, Asia, África y Europa del Este. 

La red ha ayudado a lograr varios objetivos: elevar el estándar de tratamiento en entornos con recursos limitados; facilitar educación a los empleados del sector de la salud; mejorar el acceso a la atención médica y a los medicamentos, así como construir alojamientos para los pacientes y sus familias durante el tratamiento.

“Esta alianza global de St. Jude ha hecho muchas cosas, pero una de las cosas más importantes para mí es que ha generado un movimiento global”, dijo Rodríguez-Galindo. 

“Una vez que comienzas ese movimiento, es imparable".

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