El sueño de un mañana mejor

Un padre de familia dice que el personal del hospital St. Jude se convirtió en su aliado en la lucha de su hija contra el cáncer.

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Mario es padre de Luna, de 7 años y paciente en St. Jude luchando contra LLA, una forma de leucemia que ataca a los glóbulos blancos. Dijo que a pesar de que nunca había volado a los Estados Unidos antes de venir a St. Jude, el hospital y sus tratamientos innovadores han ofrecido posibilidades para su pequeña hija que no habría tenido en Guatemala.

Llegamos con mi hija, Luna, a St. Jude Children's Research Hospital en diciembre de 2019, luego de dos años de tratamiento en Guatemala en donde nos habían dicho que la leucemia le había regresado.  

En nuestro país, desafortunadamente, no había ningún tratamiento posible para Luna. Fueron días terribles sin saber que sucedería, sin embargo, nos hablaron de una posibilidad: viajar a Estados Unidos a recibir tratamiento en St. Jude. Mi alma se llenó de esperanza. Había algo más por hacer.  

Pero en el fondo me sentía preocupado. ¿Cuánto costará? Mi preocupación se fue por completo, y dejó solo espacio para la esperanza cuando recibí la llamada del hospital y me dijeron que ellos cubrirían los gastos de viaje, alojamiento y alimentación, además del tratamiento médico. Para nosotros como familia, esto significó muchísima paz, ya que podríamos enfocarnos completamente en ayudar a Luna a salir adelante. 

Gloria

En Estados Unidos, Lunita pudo ver un lado diferente de cómo combatir su enfermedad. Los pinchazos que a ella tanto temor le causan son muy poco frecuentes. Sus doctores, enfermeras y terapeutas rompieron el molde y, en vez de ser motivo de miedo se convirtieron en aliados durante su proceso de sanación. En abril de 2020, recibió un trasplante de medula ósea, y en noviembre de ese año, los médicos consideraron que estaba lista para volver a Guatemala donde se reuniría con su mamá y su hermanito después de habernos separado por la pandemia.

Esa reunión duró muy poco. Llegamos a Guatemala, justo a tiempo para celebrar el cumpleaños de Luna. Unas semanas después, empezó a sentirse de mal humor, cansada y sin querer comer. Al mes de haber regresado, ella vivía una nueva recaída.

No puedo mas que sentirme agradecido por la manera en que St. Jude actuó con rapidez para traerla de nuevo al hospital y prepararla para otro trasplante. Para mí fue increíble ver como Lunita durante el viaje de vuelta a Memphis empezó a comer. Al llegar al hospital estaba impaciente por ver su habitación y ver a su enfermera favorita, Emily. Era como ver a otra niña. Nunca olvidaré cómo solo poner un pie en el campus pareció devolverle la vitalidad.

Lunita tuvo un nuevo trasplante en abril de 2021 y en el mes de noviembre tuvo una nueva recaída. En esta ocasión, como efecto de ésta, perdió la vista. Para mí como padre es muy difícil poder explicar lo duro que fue vivir esta experiencia con Lunita, sin embargo, pude sentirme sumamente apoyado por los increíbles profesionales que hacen que St. Jude no se sienta nada más como un hospital, sino como una gran familia. Es muy especial ver cómo no se preocupan solamente por el aspecto médico, sino por el bienestar emocional de los niños.

 

El indicador principal para que un niño con cáncer sobreviva es el lugar donde vive. En Estados Unidos, más de 4 de cada 5 niños logran salir victoriosos. Pero en muchos países sucede lo contrario: menos de 1 de cada 5 sobrevivirá. St. Jude Children's Research Hospital está trabajando para cambiar esa realidad. A través de su iniciativa St. Jude Global se brinda capacitación para personal sanitario a nivel internacional, además de compartir investigaciones de vanguardia, así como fortalecer los sistemas de salud de sus clínicas afiliadas. St. Jude está comprometido en contribuir a que más niños sobrevivan a escala mundial.

 

Hoy Lunita ha recuperado un poco su vista. La terapia ocupacional de St. Jude le ha ayudado a tener una vida tan normal en la medida de lo posible y, aunque es difícil saber qué es lo que traerá el futuro, hay algo que para nosotros es invaluable: Lunita habla de ese futuro con una naturalidad y una esperanza que nos hace sentir optimistas. Ella quiere ser doctora, maestra, fisioterapeuta… astronauta. Muchas profesiones que ella ha visto de forma más humana gracias a St. Jude

En lo personal, no tengo más que palabras de agradecimiento para el hospital y cada persona que hace posible su funcionamiento, desde quienes donan hasta los que trabajan directamente en él, porque ya tienen un espacio muy especial en mi corazón y mi agradecimiento eterno. 

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