Danny, en búsqueda de su camino en la vida
Fue hace más de 70 años que Danny Thomas, un artista joven que batallaba con su carrera y un bebé en camino, visitaba a una iglesia en Detroit, Michigan. Al participar en la misa, se conmovió tanto que decidió dar una ofrenda con los últimos siete dólares en su bolsillo. Al comprender lo que había hecho, Danny rezó para tener una manera para pagar los gastos de sus inminentes facturas del hospital. Al día siguiente, Danny recibió una llamada imprevista para ofrecerle un pequeño papel de actuación que pagaría 10 veces la cantidad que había dado como ofrenda a la iglesia. Fue entonces cuando Danny experimentó el poder de la oración.
Dos años más tarde, el artista consiguió tener algo de éxito en Detroit. Sin embargo, Danny seguía intentando llevar su carrera a otro nivel. Una vez más, buscó refugio en su fe y rezó a San Judas Tadeo, el santo patrón de las causas perdidas y le pidió al santo algo muy especial.
Muéstrame mi camino en la vida y te construiré un santuario.
Su carrera comenzó a ascender, lo que permitió mudarse a la ciudad de Chicago junto a su familia y manejar un mayor número de ofertas de trabajo. Pocos años después, durante otro punto crítico en su vida, Danny visitó la iglesia, y recordó su promesa a San Judas Tadeo. Nuevamente rezó y continuó pidiéndole fervientemente que lo guiara, que algún día le construiría un santuario.
Con el paso de los años, la carrera de Danny prosperó, a través de su participación en películas y programas de televisión, y se convirtió en un conocido animador internacionalmente. Estuvo en programas como Make Room for Daddy, luego conocido como The Danny Thomas Show. Y ahí fue que él recordó su gran promesa de construir un santuario para San Judas Tadeo.
Promesa cumplida y un hospital de cáncer infantil
A comienzos de la década de los 50, Danny comenzó a discutir con sus amigos cómo hacer realidad su promesa. Poco a poco, comenzó a darle forma a la idea de un hospital para niños en la ciudad de Memphis, Tennessee. Este sería el primer hospital integrado racialmente en el sur de los Estados Unidos.
En el 1955, Danny y un grupo de empresarios de Memphis, que se habían comprometido a ayudarlo a cumplir su promesa, se enfocaron en la idea de crear un hospital dedicado exclusivamente a la investigación para curar las enfermedades graves en los niños. Más allá de ser un lugar para brindar tratamiento, sería un centro de investigación que recibiera niños de todas partes del mundo, sin importar su raza, religión o situación financiera.
Desde sus inicios, St. Jude ha incrementado la tasa de supervivencia del cáncer infantil de un 20% a un 80%. No descansaremos hasta que ningún niño muera de cáncer.
Danny Thomas había comenzó a recaudar fondos a comienzos de la década de los 50 para darle forma a su visión del hospital. Para el 1955, los líderes de las empresas locales que se habían unido a su causa comenzaron a recaudar fondos, sumándose a los logros de Danny, quién también atrajo el interés de estrellas importantes del mundo del espectáculo a Memphis.
Acompañado a menudo por su esposa, Rose Marie, Danny recorrió a los Estados Unidos en automóvil hablando de su gran sueño y recaudando fondos en reuniones y eventos especiales. Su empeño le llenó de energía para poder visitar 28 ciudades en solo 32 días de la mano de su esposa. Aunque Danny y sus amigos recaudaron el dinero para construir el hospital, aún se enfrentaban con la enorme tarea de continuar recaudando los fondos anuales requeridos para su funcionamiento diario.
Para resolverlo, Danny, de descendencia libanesa, se dirigió a sus compatriotas norteamericanos que compartían su herencia cultural árabe-libanesa y un profundo agradecimiento hacia los Estados Unidos de América por la libertad y oportunidades ofrecidas a sus padres. Danny también pensaba que el apoyo a St. Jude, sería una forma noble de honrar sus raíces y a aquellos antecesores que emigraron a los Estados Unidos en busca de otras posibilidades.
La petición de Danny generó una respuesta muy positiva. En el 1957, un total de 100 representantes de la comunidad árabe-norteamericana se reunieron en Chicago para formar la organización, American Lebanese Syrian Associated Charities (por sus siglas ALSAC®), con el único objetivo de recaudar fondos para apoyar a su sueño, St. Jude Children's Research Hospital.
Desde ese momento, ALSAC con sus oficinas corporativas en Memphis, Tennessee y sus oficinas regionales alrededor de los Estados Unidos, asumió la responsabilidad de todos los esfuerzos de recaudación de fondos del hospital. ALSAC realiza diversas actividades y eventos especiales todo el año y cuenta con el apoyo de millones de personas en toda la nación, sin importan su origen étnico, religioso o racial. Hoy, ALSAC es la organización sin fines de lucro más grande en los Estados Unidos asociada al área de la salud.
Su sueño sigue vivo
A través de los avances asombrosos en el tratamiento de distintos tipos de leucemia pediátrica y tumores sólidos, St. Jude ha logrado mejorar la atención de la salud de los niños de todo el mundo. Los científicos y médicos de St. Jude han liderado tratamientos que han ayudado incrementar la tasa de supervivencia del cáncer infantil de un 20% a más de un 80% hoy día, desde que el hospital abrió sus puertas en el 1962.
La promesa que comenzó con “muéstrame mi camino en la vida y yo te construiré un santuario” hasta la realización de su sueño, Danny vivió para ver cómo su pequeño hospital se convertía en un símbolo de esperanza para los niños cuyas enfermedades solían considerarse causas perdidas. Danny, fundador de St. Jude y ALSAC, falleció el 6 de febrero de 1991, a sólo dos días después de reunir a pacientes, padres y empleados para celebrar el 29° aniversario del hospital. Sus restos fueron sepultados en una cripta familiar en el Pabellón Danny Thomas/ALSAC, en los jardínes del hospital. El 12 de julio del año 2000, su esposa Rose Marie falleció, y yace junto a su amado esposo en el Danny y Rose Marie Thomas Memorial Garden del hospital. Hoy, sus hijos Marlo, Terre y Tony, continúan con la labor de sus padres, y siguen siendo esa fuerza propulsora para llevar a cabo la misión de su padre. Danny ya no está con nosotros, pero su sueño sigue vivo.
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