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Shana Ramey y Pam Chambers extraen sangre mientas un paciente mira un video en su departamento de Parcels at Concourse.

Banda itinerante de enfermeros

Durante la pandemia por COVID-19, los enfermeros ofrecen un servicio esencial a las familias en las instalaciones de alojamiento de St. Jude.

 

Por Elizabeth Jane Walker

 

Cuando una niña de 7 años abre la puerta de su departamento para descubrir dos Cazafantasmas cubiertos con un equipo de protección y mochilas pesadas, ¿qué es lo que hace?

Si la niña es paciente del St. Jude Children’s Research Hospital, probablemente los invite a pasar para que vean sus juguetes.

Ese escenario se despliega con frecuencia en las instalaciones del alojamiento de St. Jude ahora que los enfermeros visitan las habitaciones y departamentos de los pacientes para brindarles atención de rutina. Es una de las tantas formas en que el hospital está previniendo la propagación del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.

"Parecemos Cazafantasmas", admite Teresa Neal, RN. "Nos ponemos batas de aislamiento, mascarillas y antiparras, cobertores de calzado, cofias y guantes". Asimismo, el equipo va cargado con mochilas, carritos y neveras que contienen todos los suministros que necesitan a medida que van de una habitación a otra.

Nurses wearing backpacks

Cargadas con mochilas llenas de suministros médicos, (desde la izquierda) Shelly Veloz, Shana Ramey y Teresa Neal se dirigen a su siguiente cita.

Prioridad: la seguridad

Poco después de que el COVID-19 surgiera en Asia y comenzara su implacable marcha mundial, los líderes de St. Jude buscaron formas para detener su avance. El personal reunió suministros, desarrolló e implementó nuevos procedimientos e ideó innovadoras maneras de proteger a los pacientes y las familias de St. Jude.

 El resultado incluye un equipo de enfermeros desplegado en las instalaciones del alojamiento para pacientes y familias. Eso implicó menos pacientes que concurrieran al campus para análisis de sangre de rutina o cuidado de la vía central. En cambio, la atención va hacia ellos.

"Si podemos mantener a las familias en sus casas, podemos ayudar a que todos los pacientes estén seguros", dice Tricia Mamer, RN, gerente de enfermería de St. Jude Outpatient Clinics.

Herramientas y talento

Todos los días, las personas en todo el hospital colaboran para garantizar el éxito de los cuerpos de enfermería. Se contacta a las familias, se verifican los itinerarios y se imprimen brazaletes y etiquetas. Los enfermeros controlan dos, y tres veces la historia clínica para asegurarse de que tienen la cantidad correcta de tubos, agujas, vendajes, medicamentos y demás equipos.

Al llegar a las instalaciones de alojamiento, el equipo se divide en parejas. Cada persona se coloca un equipo de protección personal, que debe quitarse y desechar después de cada cita.

"En verdad estamos en el campo", comenta Neal. "No sabemos si estos niños o sus familias tienen el virus cuando ingresamos en sus habitaciones".

Al final del día, los enfermeros que se ofrecieron como voluntarios para esta tarea se caen del cansancio después de trabajar con mascarillas y batas de aislación asfixiantes.

"Cuando vuelven al campus, su cabello y su ropa están empapados", cuenta Julie Morganelli, RN, de Triaje de evaluación. "Pero en medio de todo esto, no se quejan".

3 people in PPE in a van

Desde la izquierda: Maria Doyle, Stephen Allen y Shana Ramey están en el autobús y listos para comenzar su día de trabajo en el alojamiento de St. Jude.

Cambios positivos

 Este enfoque es todo un éxito con las familias. Los padres agradecen que sus hijos puedan quedarse en casa sin correr riesgos y muchos de los pacientes disfrutan recibir visitas.

"Algunos de los niños evolucionan mejor en su propio entorno", comenta Shana Ramey, una enfermera LPN que generalmente trabaja en Triaje de evaluación.

Teresa Neal, RN, enfermera de cuidado de vías, menciona a una niña cuya ansiedad parece haberse esfumado por completo.

"En la clínica, solía necesitarse a cuatro personas para que le cambiaran los vendajes", cuenta Neal. "Pero cuando vamos al alojamiento, ella se sienta en una silla y su mamá le sostiene la mano. El proceso se desarrolla sin problemas porque la pequeña se siente segura en su propia casa".

Los pacientes que disfrutan dormir hasta tarde agradecen el cambio en la rutina.

"Un par de veces cuando llegamos a ver a los adolescentes, estaban profundamente dormidos", menciona Shelly Veloz, LPN. "Les extraemos sangre y se vuelven a dormir".

Two nurses in PPE

Siempre hay un poco de tiempo para la diversión entre citas en Ronald McDonald House, según Shana Ramey (izquierda) y Maria Doyle.

Risas en el campo

Los miembros de los cuerpos de enfermería dicen que encuentran placer en sus tareas. Su día está condimentado con risas. En lugar de enfocarse en las dificultades, mencionan los momentos íntimos. La cita de rutina que da lugar a una conversación conmovedora. El aroma de unas empanadas recién horneadas que sale del departamento de un paciente. Las relaciones que construyen con las familias y entre sí. Las refrescantes botellas de agua bien fría que se engullen al final de un día agotador.

"Estos enfermeros han salido de su zona de confort", comenta Neal. "Están haciendo sacrificios y lo han hecho con amabilidad y con orgullo por la institución.

Realmente han ido más allá de lo que les corresponde para asegurarse de que nuestros niños no corran riesgos".

 
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