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Angelina mira hacia el futuro con ilusión

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La pizarra blanca que se encuentra en el impecable dormitorio de Angelina en Oregon contiene una lista de pendientes que reflejan la historia de una adolescente ambiciosa en las últimas semanas de su último año de secundaria:

  • Terminar el ensayo.
  • Estudiar para AP Stat.
  • Notas de Psicología AP.
  • Terminar el proyecto de graduación.

En un lado de la pizarra, apartado de la lista, hay un punto más que no es fácil de tachar. Y eso se debe a que no es un pendiente sino más bien un ensayo que Angelina ha estado escribiendo en su mente durante años acerca de su futuro y sus sueños:

  • Elegir una universidad.

Estas palabras están escritas en letra cursiva con marcador azul dentro de un círculo con forma de nube. Una flecha verde con lunares rosas apunta hacia la nube. Y hay mariposas dibujadas cerca de la nube y la flecha, rodeadas de corazones de distintos colores.

“Es una jovencita con iniciativa propia, siempre ha sido así”, comentó Linhda, su mamá. “Siempre tiene una lista diaria de pendientes y tacha las tareas a medida que las va cumpliendo”.

Y así, de la misma manera, fue como enfrentó su tratamiento contra el cáncer en St. Jude Children’s Research Hospital. Como una serie de tareas, algunas de ellas muy difíciles, que debía ir tachando de su lista con determinación y optimismo para alcanzar su objetivo principal: vencer el cáncer.

Hoy, Angelina está por graduarse de la escuela secundaria con honores.

 
Abraham, paciente de St. Jude, jugando con un peluche.
 
 

Un inmenso acto de amor y bondad

Justo antes del confinamiento ocasionado por la pandemia durante su segundo año de escuela secundaria, Angelina se descubrió un bulto debajo de su nalga izquierda que le dolía al sentarse. Le diagnosticaron rabdomiosarcoma alveolar en estadio IV, un tumor de tejido blando que puede surgir prácticamente en cualquier parte del cuerpo.

Angelina les dijo a sus padres que todo estaría bien. Sus padres se aferraron a ese hilo de esperanza que les transmitía su hija, y dos días después de la biopsia, Angelina se presentó en un concurso de baile.

Durante un año, mientras el resto del mundo permanecía confinado de algún u otro modo a raíz de la pandemia, Angelina fue sometida a ciclos de quimioterapia y radiación en St. Jude.

 
Abraham, paciente de St. Jude, en el parque.
 

El hecho de saber que todos estaban aislados en sus hogares tomando precauciones para controlar la pandemia, confiesa Angelina, hizo que todo fuera un tanto más fácil para ella. El mundo entero se había vuelto virtual.

Se mantuvo en contacto con sus amigos a través de mensajes de texto y las redes sociales. Y además, claro está, recibía las preciadas cartas de Mazie, su mejor amiga.

Una carta por cada semana del año entero de tratamiento. Para que Angelina supiera que más allá de la distancia física entre ellas y sus distintas experiencias durante ese tiempo, Mazie la quería y la tenía siempre presente.

“Podría haberme escrito por mensaje de texto. Me pareció un gesto tan grande de amor y bondad. Porque en realidad casi nadie envía cartas hoy en día”, expresó Angelina.

 

 
Abraham, paciente de St. Jude, con su mamá.
 

Ayudando a los demás

Cuando alguien recibe semejante demostración de amor y bondad, la mejor forma de agradecer es haciendo lo mismo por otros. Su experiencia en St. Jude le ha despertado un sexto sentido para darse cuenta cuando alguien está sufriendo y saber cómo ayudar.

“Mi hija siempre ha sido muy bondadosa y empática”, dijo Linhda. “Y hoy lo es aún más todavía”.

Las listas de Angelina han comenzado a incluir cosas que ella quiere hacer por otras personas.

 
 
  1. angelina, paciente de st jude

    Hace muy poco, Angelina se enteró de que una de sus maestras tiene cáncer y decidió hacer una canasta de regalos y llenarla con esas cosas que la habían hecho sentir mejor a ella cuando estaba atravesando el tratamiento. Entonces fue a la tienda y compró lo que había en su lista:

    • Aceites y difusor (para la relajación).
    • Jengibre (para las náuseas).
    • Golosinas y mezcla de frutos secos (para esos días en los que no es posible retener alimentos en el estómago, pero hace falta una inyección de energía).
    • Bálsamo labial de leche de cabra (un remedio ideal para labios agrietados).

    Angelina preparó la canasta con todas estas cosas y se la dejó a su maestra junto con una nota del estilo de las que Mazie solía enviarle, llena de mensajes positivos:

    ¡No te rindas! ¡Tú puedes!

    Angelina, paciente de St. Jude

    Objetos preciados

    Resulta que la pizarra blanca de Angelina está un tanto desactualizada porque está 99% segura de querer ir a una universidad en Oregon, la misma a la que asiste su hermana Sirena. Va a especializarse en el área de educación primaria, algo que siempre ha querido hacer porque ama a los niños.

    Mazie va a ir a otra universidad que queda a unos 40 minutos de la de Angelina, pero ya tienen todo pensado. Irán juntas a las fiestas de cada una y harán pijamadas. Será mucho más divertido.

    Angelina conserva las cartas en su dormitorio, dentro de una simple caja marrón.

    ¿Se llevará las cartas de Mazie a la universidad o las dejará en su casa?

    Si abrimos la caja, podemos ver que Angelina ha conservado cada una de las cartas de Mazie en su sobre original. Están todas juntas, atadas con un listón blanco, sobre un colchón de papel de seda rosa y blanco. La manera en la cual las personas conservan sus objetos más preciados.

    Angelina, paciente de St. Jude
 
 
 

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