En agosto de 2017, Santiago comenzó a tener dolores estomacales. Sus padres, Maria y Omar, pensaron que podría tener un virus gástrico, pero cuando Santiago comenzó a perder su balance, aumentó su preocupación. Cuando una tomografía computarizada reveló que Santiago tenía meduloblastoma, un tipo de tumor cerebral, quedaron devastados.
“Inmediatamente, no lo conecté a una enfermedad catastrófica”, dijo Maria. “Pero al día siguiente, cuando dijeron cáncer, mi vida se derrumbó”. Los padres de Santiago fueron referidos a St. Jude Children’s Research Hospital y llegaron en noviembre.
Apenas llegaron a St. Jude, los padres de Santiago sintieron paz. “Unos amigos en Ecuador nos dijeron que era un lugar maravilloso y que no tendríamos que preocuparnos de nada”, dijo Maria. “Para nosotros, llegar a St. Jude fue un milagro. Ellos se aseguran de que tu niño reciba el tratamiento que necesita y de que tengamos comida y una vivienda. Santiago está en excelentes manos”.
Las familias nunca reciben una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación — para que así puedan enfocarse en ayudar a sus hijos a vivir.
El tratamiento de Santiago incluye radiación y quimioterapia. “Nos hemos sentido en casa desde el primer día”, dijo Maria. “Nuestros doctores nos dijeron que nos sentiríamos como en casa, y es exactamente lo que pasó”.
Santiago es un niño tierno a quien le gusta conversar, bailar y disfrutar de Spiderman y Peppa Pig. Santiago aún no está seguro si quiere ser médico o pirata cuando sea grande.