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Calvin, paciente de St. Jude, y su madre sonríen en una habitación de hospital.
 

Calvin encuentra fuerza en la risa

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Los signos del cáncer de Calvin surgieron en junio de 2018. Después de un paseo familiar en bicicleta, su madre notó que su pierna estaba hinchada y que tenía una inflamación en la espalda.

Una tomografía computarizada y una biopsia revelaron que Calvin tenía rabdomiosarcoma en fase IV, un cáncer de los tejidos blandos con crecimiento tumoral en cinco lugares: su pelvis, caderas, estómago, pulmón y cuello.

Mientras sus padres discutían las opciones de tratamiento con su equipo médico, hubo algo que llamó la atención de Tiffany, la mamá de Calvin.

 
Calvin, paciente de St. Jude, sonriente.
 
 
Calvin, paciente de St. Jude, con su mamá usando una camiseta de St. Jude, We Won't Stop.

Calvin, paciente de St. Jude, con su mamá

 

El médico me dijo: 'Si fuera mi hijo, iríamos a St. Jude'. No teníamos ni idea a qué nos enfrentábamos. Ni idea. Sólo sabíamos que era el mejor lugar

—Tiffany, mamá de Calvin

En St. Jude, Calvin se sometió a quimioterapia, terapia de protones y tratamientos de radiación. A pesar de todo, hizo reír a su mamá y a las enfermeras.

 
 

Familias, como la de Calvin, nunca recibirán una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación.

 
 
Arte de Calvin, paciente de St. Jude.

Arte de Calvin, paciente de St. Jude

 

Calvin es muy inteligente, alegre y tiene mucha fuerza de voluntad. Él lucha contra el dolor y es un niño muy feliz

—Tiffany, mamá de Calvin

Calvin sigue recibiendo tratamiento en St. Jude, después de haber pasado por una recurrencia del cáncer en 2020.

 
Calvin, paciente de St. Jude, abrazando a su padre en una habitación de hospital.

Calvin con su papá

 
 
 

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