Bella tenía 14 meses de edad, la primera niña de la familia en 20 años. Acababa de superar una cirugía de 8 horas para removerle un tumor cerebral y llegaba el reporte patológico; se trataba de dos cosas, era cancerígeno e incurable.
“Solo podemos extenderle la vida por días o un mes”, recuerda el papá lo que les dijeron los médicos, “pero no podemos salvar al paciente”.
Mientras la preocupación de los padres de Bella crecía, una persona desconocida se acercó a ellos – era el padre de un niño que recibía atención en el mismo hospital. “Se nos acercó como si fuera un mensajero enviado por Dios”, recuerda Amit, papá de Bella. Esta persona les habló de un hospital en los Estados Unidos, llamado St. Jude.
Los padres de Bella nunca habían estado en los Estados Unidos, ni tampoco habían escuchado de St. Jude. Fue gracias a la intervención del hospital en colaboración con la clínica en donde Bella era atendida, que el diagnóstico de su enfermedad resultó distinto. El nuevo diagnóstico señalaba un ependimoma anaplásico, el cual a diferencia del primer diagnóstico, ofrecía esperanzas de ser curado si se trataba apropiadamente.
Amit describió la situación como se presentó en ese entonces: "Mi hija tenía solo 14 meses y en Mumbaí o incluso en la India, no hay terapia de protones todavía. La radiación es posible pero para un niño de 24 meses o más".
Bella estaba a 10 meses de ser elegible, mientras que un tumor ependimoma anaplásico es de rápido crecimiento.
Un mes después de haberles dicho que Bella iba a fallecer, su familia llegó a St. Jude, en donde Bella recibió terapia de protones y quimioterapia. Sus padres estaban listos para enfrentar cualquier circunstancia, incluso vivir en cualquier condición.
En cambio, descubrieron que St. Jude proveería mucho más que solo el tratamiento de Bella. “St. Jude ha pensado en los problemas a los que nos enfrentamos”, dijo su papá. “Hospedaje, transportación – todo está preparado. Tú no tienes que preocuparte por nada”.
Las familias nunca reciben una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación – para que así puedan enfocarse en ayudar a sus hijos a vivir.
Bella completó su tratamiento en 2018.
"St. Jude es una organización que va más allá de las expectativas", dice Amit. "Le cuento a mi familia y amigos acerca de St. Jude y lo que está pasando con nosotros aquí y me dicen que no es posible. Nadie está listo para creernos. A menos de que alguien venga y lo experimente, nadie creerá que existe una organización como esta en el mundo – en estos tiempos en los que cada quien vive para si mismo. Esta es una organización de Dios".
Bella tiene un espíritu muy fuerte que la impulsa a seguir adelante. Ella es la adoración de su papá y juegan juntos con carritos y pelotas. Le encanta bailar, “incluso si escucha que tu telefóno suena, ella comenzará a bailar”, dice Amit. “Bella es absolutamente encantadora", dice al final su papá.
Bella es absolutamente encantadora.