Cuando Ava comenzó a perder estabilidad al caminar y sufrir dolores de cabeza, sus padres pensaron que una tomografía cerebral descartaría cualquier enfermedad grave que pudiera tener. Lo que no se imaginaron es que en vez recibirían una noticia estremecedora.
Ava, con apenas cinco años en aquel entonces, tenía un tumor cerebral canceroso llamado meduloblastoma que se había extendido a su columna vertebral.
La pequeña fue referida a St. Jude Children’s Research Hospital, donde fue sometida a una cirugía, terapia de protones y quimioterapia.
Su padre quedó muy impresionado con el equipo médico de St. Jude que atendió a su hija. “Nunca he visto tanto profesionalismo y dedicación”, dijo. “No lo hacen por dinero, ni porque es divertido o fácil, sino porque realmente creen en ayudar a los niños. La única explicación que encuentro es que lo hacen por su propia vocación”.
Pero, sobre todo, lo que más lo impresionó fue la actitud de su pequeña, la empática y aventurera Ava.
Familias, como la de Ava, nunca recibirán una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación.
Ava ha finalizado el tratamiento y está de regreso en su hogar.