Cuatro niños ucranianos con cáncer llegaron este lunes a St. Jude en Tennessee, con el fin de retomar sus tratamientos médicos, los cuales se interrumpieron por la invasión rusa a Ucrania. Son los primeros en arribar a Estados Unidos y lo hicieron acompañados de 10 familiares.
Los niños, cuyas edades oscilan entre los 20 meses y los 8 años, se encuentran entre los más de 600 menores gravemente enfermos que han sido evacuados durante las últimas cuatro semanas en un esfuerzo humanitario conocido como SAFER Ucrania. St. Jude ha desempeñado un rol importante en dicho proyecto desde el principio de la guerra.
Gradualmente, los evacuados han sido ubicados en centros especializados en el tratamiento del cáncer, tanto en Europa como en Canadá y Estados Unidos.
“Desde su fundación, la misión principal de St. Jude ha sido encontrar curas y salvar vidas de niños”, expresó Marlo Thomas, directora nacional de alcance comunitario de St. Jude e hija de su fundador, Danny Thomas. “Mientras vemos a niños enfermos huyendo aterrorizados de sus países de origen, agarrando las manos de sus madres y luchando con sus enfermedades, renovamos nuestro voto de abrazar y proteger las vidas de estos niños indefensos, a través de nuestra experiencia médica y la compasión inquebrantable de nuestros corazones”.
En horas de la madrugada del lunes, los jóvenes pacientes, junto con sus familiares y hermanos, abandonaron un centro de primeros auxilios polaco. A bordo de una ambulancia aérea operada por el gobierno estadounidense, volaron durante más de 10 horas a más de 5,200 millas de distancia, a través de Escandinavia. La primera parada fue Islandia, donde reabastecieron provisiones antes de parar nuevamente en el aeropuerto internacional de Dulles, en Virginia. Así, finalizaron el recorrido el lunes por la noche en Memphis, Tennessee, sede de St. Jude.
A su llegada, las familias recibieron una cálida bienvenida en su propio idioma por Yuri Yanishevski, de origen ucraniano y empleado de ALSAC, la organización de concientización y recaudación de fondos de St. Jude.
St. Jude ha pasado la semana evaluando las necesidades de tratamiento de los pacientes, ubicando a las familias en viviendas y brindándoles apoyo psicológico, así como asesoramiento sociocultural, a medida que comienzan a reconstruir sus vidas lejos de casa. Los educadores de St. Jude también han puesto manos a la obra, desarrollando un currículo escolar para los pacientes y sus hermanos.
Este viernes recibieron una visita de Jill Biden, primera dama de los Estados Unidos.
El trabajo de St. Jude en Ucrania refleja el compromiso continuo del hospital para garantizar que los niños con cáncer tengan acceso a una atención vital, sin importar dónde vivan. Nuestra promesa hacia los pequeños con enfermedades catastróficas se extiende por todo el mundo, por lo que nos sentimos honrados de ayudar a estas familias a trasladarse a un lugar seguro para así continuar con el tratamiento de sus hijos.
Los niños trasladados a inicios de semana representan una pequeña muestra de los más de 1,500 menores cuyos tratamientos contra el cáncer se interrumpieron recientemente. Aún en medio de la pandemia y con sus sistemas inmunológicos comprometidos, estos pacientes se vieron obligados a huir de sus hogares, según explica un comunicado del Departamento de Estado de EE. UU.
El esfuerzo de evacuación es el resultado de la coordinación permanente que mantienen St. Jude y ALSAC junto a una red establecida desde hace mucho tiempo con otros hospitales y fundaciones internacionales. Cada uno de los niños y familias evacuadas emprendieron viajes a distintos destinos, compartiendo la misma angustia e incertidumbre. Huyeron de pueblos bombardeados y ciudades devastadas en caravanas secretas que los condujeron a lugares seguros en la vecina Polonia, donde fueron evaluados y luego trasladados a hospitales que accedieron a continuar sus tratamientos.
Sin embargo, a pocas horas de la invasión de Ucrania, St. Jude instaló un centro de control para ayudar a administrar información y coordinar las necesidades de sus colaboradores en el terreno. Los primeros esfuerzos se habían centrado en brindar apoyo logístico y suministros básicos a los hospitales, tales como baterías, luces o alimentos, mientras se apresuraban a albergar a los pacientes en los sótanos y las sirenas antiaéreas retumbaban en el exterior. Pero la guerra que se intensificó rápidamente obligó a St. Jude y sus afiliados a planear las evacuaciones.
Muchos de los niños que se someten a un tratamiento contra el cáncer requieren un tratamiento complejo y constante, incluyendo quimioterapia y antibióticos, por lo que el transporte debe realizarse con cuidado para evitar infecciones potencialmente mortales.
Facilitar los viajes y evacuaciones en medio de la pandemia de COVID-19 complicó aún más la seguridad en cuanto al transporte de niños cuyos sistemas inmunológicos ya estaban comprometidos. La Dra. Asya Agulnik acompañó a las familias en su vuelo a Estados Unidos, luego de haber trabajado con colegas de St. Jude durante las últimas dos semanas, así como con los equipos de ALSAC Global y sus aliados en la región, a fines de coordinar las caravanas a clínicas de Polonia.
St. Jude es el resultado de millones de personas que se unen para ayudar a encontrar curas y garantizar que los niños con cáncer y otras enfermedades potencialmente mortales tengan la oportunidad de crecer. Estamos en una posición única para ayudar a los niños ahora y en el futuro, gracias a nuestros donantes y a los esfuerzos colectivos de cientos de personas en todo el mundo que trabajan juntas en iniciativas como ésta.
También te podría interesar