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Control y registro: Travis Davis completa una evaluación física con la fisioterapeuta Lindsey Christoffersen.

Ejercita tus opciones

Un divertido estudio sobre estado físico ayuda a los niños a aumentar las actividades después del tratamiento para leucemia.

Por Elizabeth Jane Walker; fotos de Peter Barta

Todas las noches, padres e hijos en todo el país se tumban en un sofá a mirar televisión u otros dispositivos electrónicos. Pero en la casa de los Davis, Travis de 12 años probablemente esté acompañando a su padre en un régimen de estiramientos, abdominales y planchas. Es una forma en la que este joven de séptimo grado puede ganar puntos de actividad en un estudio de ejercicios para supervivientes de leucemia linfoblástica aguda (LLA).

Travis está inscrito en un ensayo clínico dirigido por Kiri Ness, PhD, de St. Jude Children’s Research Hospital. El estudio tiene el objetivo de inscribir a 384 niños y adolescentes en más de 60 centros en todo el mundo. Ness y sus colegas están explorando si un sitio web interactivo basado en recompensas puede mejorar el estado físico, la calidad de vida y la asistencia a la escuela de los supervivientes de LLA que tienen entre 8 y 15 años de edad.

"A menudo, durante el tratamiento, los pacientes experimentan fatiga relacionada con el cáncer", explica Ness, integrante del personal en el Departamento de Epidemiología y Control del Cáncer de St. Jude. "Los pacientes quedan «fuera de servicio» por un tiempo durante la quimioterapia y una vez que se vuelven sedentarios es más difícil que recuperen su fuerza y energía".

"Esperamos que los niños que participan en este programa se vuelvan más activos físicamente. Eso tendría un impacto positivo sobre su salud a largo plazo".

"Esperamos que los niños que participan en este programa se vuelvan más activos físicamente. Eso tendría un impacto positivo sobre su salud a largo plazo".

Kiri Ness, PhD

 

Los riesgos de la inactividad

Ness recientemente aunó esfuerzos con Hiroto Inaba, MD, PhD, oncólogo de St. Jude, Emily Browne, DNP, RN, Directora del Programa de transición y otros colegas en un estudio diferente que mide la masa corporal de los niños con LLA. El equipo concluyó que la mayoría de los niños aumentan de peso durante el tratamiento, y el aumento de peso continúa posteriormente.

"Actualmente, tenemos excelentes índices de supervivencia para LLA, pero debemos estar atentos a los efectos adversos, tanto a corto como a largo plazo", dice Inaba. "El porcentaje de pacientes con sobrepeso y obesos en nuestro estudio aumentó aproximadamente de un 25 % en el momento del diagnóstico a un 50 % durante el período sin terapia. Al mismo tiempo, su crecimiento en altura se ve afectado, especialmente en los pacientes que tienen 10 años o más al momento del diagnóstico y en aquellos que tienen otros factores de riesgo. Estamos tomando medidas para desarrollar esfuerzos de atención de apoyo para estos niños".

Mediante la intervención temprana, los investigadores esperan ayudar a los jóvenes supervivientes de LLA a mantener un peso saludable y establecer, a la vez, buenos hábitos que durarán toda la vida.

Jasmine Hewlett with Travis Davis

Escabullirse al ejercicio

"Este estudio proporciona una agradable forma de introducir la actividad física en la vida de los niños de hoy, que están pegados a Internet", dice Jasmine Hewlett del Departamento de Epidemiología y Control del Cáncer de St. Jude.

Brincar, rebotar y saltar

Cada niño en el ensayo clínico de dos años usa un monitor de actividad física que se parece a un reloj pulsera. El niño carga los datos periódicamente desde el dispositivo a un sitio web interactivo.

Los participantes asignados aleatoriamente al grupo de control del estudio reciben instrucción educativa y acceso limitado al sitio web. Ellos pueden ver su progreso y ganar recompensas en función de los puntos que acumulan a través de la actividad física.

El segundo grupo obtiene acceso completo al sitio web, donde ven el progreso de sus pares, interactúan con ellos y ganan recompensas.

"Queremos saber si la interacción social y la competencia aumentan su actividad física", explica la coordinadora del estudio Sarah Terrell. "¿Se necesita la presión de los pares además de las recompensas para motivar a estos niños a volverse más activos?".

Los niños en el estudio se hacen análisis de sangre periódicos, mediciones corporales y evaluaciones de estado físico. También informan sobre su salud en general, la asistencia a la escuela y la calidad de vida.

Los participantes ganan puntos por cualquier tipo de actividad física, ya sea sacar a pasear al perro, hacer estiramientos antes de dormir o ayudar a sus padres a preparar la comida.

"Como parte de nuestro componente de educación, también les enseñamos a los pacientes las modificaciones que quizás tengan que hacer para estar activos", explica Jennifer Fournier, quien maneja los centros de colaboración del estudio.

Recompensas inherentes

Travis está entusiasmado con establecer nuevas metas y ganar puntos de movimiento.

"Sabía que necesitaba estar activo para desarrollar la fuerza y la resistencia que perdió durante el tratamiento", dice su madre. "Este estudio le dio la oportunidad de ver cuánto está moviéndose, y lo ha motivado a levantarse y hacer más".

Recientemente, Travis estableció sus objetivos de aprender a tocar la guitarra y hablar francés. Pero también tiene una tercera aspiración: quiere jugar béisbol, un deporte que disfrutaba antes de enfermarse. A través del ensayo clínico de St. Jude, Travis ya alcanzó la tercera base, habiendo desarrollado energía, fuerza y resiliencia.

Anticipa que pronto estará deslizándose hasta la base del bateador.

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